A veces me da la impresión de que el
trabajo de pensar está cada vez más abandonado. No entiendo qué pueden pensar
los que se cartean, tuitean, o mensajean con el asesino de Oslo, ni los que
siguen las aventuras de todos los asesinos nacionales, incluidas las féminas
que se les auto ofrecen a los violadores convictos que, incluso han matado a
las que ya habían violado.
Tampoco me da en la nariz que piensen mucho
algunos de los presuntamente informadores que se tiran a la piscina sin agua.
Ahora, ya con más calma, están saliendo detalles del viaje del elefantazo y
salen “pequeños detalles” tales como que quién pagó el viaje no fue el contribuyente,
lo pagó un saudí que es uno de los que deciden si a España hay que darle
contratos millonarios, y que a lo peor, si el abuelete no iba a Bostwana, los fabricantes
del AVE y todos los trabajadores que necesitarían para instalarlo en el
desierto, se iban a tener que comer los tornillos de aleación.
Tampoco parece muy pensada esa decisión del
gobierno de imponer un pago por medicinas a los pensionistas. No me refiero a
que los pensionistas tengamos que pagar algo por las medicinas, ni a que esto
dependa de la pasta que cada cual tenga. Eso me parece justo, pero lo que es de
locos es el sistema que han anunciado; si gastan más de 10 euros al mes,
durante tres meses se les devuelve el dinero; si gastan más o gastan menos; si
los gastos están justificados o no, etc... da la impresión de que es un sistema
tan extremadamente complicado que mejor sería que se lo repensaran antes de meter
la gamba. Hay que acabar con esa cantidad de adictos a consultas y acaparadores
compulsivos de medicinas; hay vejetes (en masculino) a los que gustaría incluso
tener medicinas para el postparto, pero eso, con un debido control de la
tarjeta sanitaria se puede hacer. Si al final hay que pagar treinta o cuarenta
euros, que sea por haberse pasado con medicinas innecesarias, pero sin negárselas
a quién les haga realmente falta.
Bueno, sí he visto una noticia que me
reconforta; a don Sarko estuvieron a punto de birlarle el peluco que le regaló
su Carlita, pero esta vez no fue en Sevilla, donde afanaron al Rey el Rolex de
oro, sino en la mismísima París de la Francia. Menos mal, con esto se demuestra
que choripepes también los hay en otras partes, no tenemos la exclusiva aunque
sí seamos de los primeros productores.
Finalmente tampoco parece que se lo hayan
pensado mucho en el Ayuntamiento que ha decidido que mañana haya cine en calle
Larios y que después, el amado pueblo se pueda llevar a casa las cuatrocientas
sillas inflables que van a poner. En Málaga, por llevarse algo gratis, se puede
organizar la mundial, así que mejor que se traigan a los antidisturbios. Por
cierto, de este dispendio silleril no ha dicho nada IU ni ninguno de los indignados
tradicionales. En esto sí se puede gastar la pasta, porque es para los artistas,
para “sus” artistas.
Hasta mañana.
Pepeprado
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