No, no voy a hablar de toros o del torero así llamado, tampoco de la situación
actual ya que de esta estamos bombardeados de noticias.
Como viernes, previo a otro finde, me voy a parar en un sucedido
personal.
Anoche tuve el placer de ir a la terraza del Málaga Palacio para oír a
Isabel Fayos. La intérprete se entregó y acudiendo a uno de sus títulos, estuvo
fabricando estrellas durante un buen rato para que las disfrutáramos los
presentes. Con su guitarra, su voz y sólo un somero pero acertado
acompañamiento de dos personas, encantó a la noche y a muchos de los presentes.
Y ahí es donde aparece el Cid, nuestro Cid Campeador; la actitud de una
parte de la concurrencia hizo que vinieran a mi mente esos versos del cantar, “Dios que buen vasallo si obiese un buen
señor”, en este caso sería, “Dios,
que buena intérprete si tuviese un buen público”.
Afortunadamente una mayoría importante estuvo (estuvimos) pendientes de
aquello que el acto merecía y a lo que habíamos
ido a ver y a oír; a Isabel cantando. Pero otra parte del público, estuvo todo
el rato de la actuación hablando y a su rollo, rollo por cierto bastante cutre
y de paupérrimo estilo y categoría.
Quede claro, no estoy hablando
de hacer un comentario a tu pareja o al amigo más cercano, sino de estar
continuamente cascando, incluso dando las espaldas a la artista. Es algo que no
comprendo, especialmente si se ha ido de forma voluntaria y no a punta de
bayoneta. Por cierto, distingo claramente entre ir a un restaurante a comer y
cenar y que al fondo te coloquen a alguien interpretando una música de relleno,
cuando tu objetivo ha sido ir a cenar y a hablar con tus coparticipes, de ir a
un espectáculo donde el objetivo es ese, el espectáculo en si mismo.
Claro que quizás la razón sea esa, qué para algunos, presuntamente progres
y guays de la muerte, su objetivo sea otro, sea el mostrarse ante su grey como
alguien entendido y que se maneja en estas situaciones con soltura, cuando en
realidad rozan el patetismo y el ridículo más espantoso.
La tribu de criaturas que a lo que estaban era a lucirse ellos y ellas
en vez de estar a lo que había que estar, es una constante que últimamente
estoy encontrando en muchos espectáculos, lo que me hace pensar que ya están llegando
a estos actos, los resultados de la LOGSE y hace que vea un futuro cultural bastante
triste.
Lo dejo, reitero que lo mejor de la noche fue la artista y el hotel,
que preparó el mejor de los ambientes para la actuación prevista, lo peor,
alguno de los asistentes y eso es preocupante.
Hasta mañana.
Pepeprado
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