Cada
vez lo entiendo menos, las quejas son infinitas. Ya incluso hay quejas por
cosas que antes pasaban sin que nadie (aparte de los afectados) se quejara,
como por ejemplo la dura vida fiscal de los autónomos, que se han tenido que
costear su vida laboral, tuvieran trabajo o no y con un mínimo de compensación.
Pero a pesar de esto, en Málaga por ejemplo, cada día cierran varios negocios
pero a la vez se abren varios bares y restaurantes. He llegado a pensar si es
que los que se ven obligados a cerrar sus negocios se van, inmediatamente, a
tomar copas.
Tampoco
entiendo que Telefónica, que anda recortando por su cuenta en todo y que trata
a los clientes como si fueran sospechosos de algo, le renueve el contrato al
Duqueso que nos la dio con queso. Le va a dar un millón y medio anual y otro
millón doscientasmil, según la noticia, en “especie” (mucha canela y mucha
pimienta se puede comprar con eso). Pero va a más, por si al final se vieran
“obligadísimos” a despedirlo, le tienen preparada la cantidad del finiquito; 4,
5 millones, es decir lo mismo que da Telefónica a sus tele operadores/as cuando
los despide, agotados y sin voz. Lo repito, no entiendo estas cosas.
Estos
que están mandando, y que en realidad nos están mandando a donde todos pensamos,
se esfuerzan por hacerlo lo peor posible. No cortan estas cosas; no cortan la
cabeza (políticamente) a su lenguaraz diputada por estirpe; no hacen ningún
recorte de los que la ciudadanía esperaba se hicieran y por si fuera poco, aquí
en Andalucía, lo están arreglando todo para seguir perdiendo elecciones otros
cuarenta años, pero eso sí, ellos en la Cortijá, tan felices.
Nos
queda encima la herencia de los anteriores. AENA quiere despedir al 66,4% de su
plantilla, lo que es natural si tenemos en cuenta la cantidad de aeropuertos
que hay por ahí que sólo valen para cultivar patatas. Y el ministro señor Wert,
intenta arreglar el desastre educativo y ha hecho un informe en qué, como ha
dicho la verdad, no ha gustado a nadie. Mientras, todos en la nube, como los
internautas.
En
lo personal, mi finde estupendo. El sábado ligera, porque ya no estamos para
muchos trotes, cuchipanda nocturna con amigos, y el domingo un estupendo concierto
al aire libre, cuando ya estaba refrescando ligeramente. Esto fue dentro de las
Noches de Música en el Parque, donde la Banda Municipal nos dio un recorrido
por Beatles, Abba, Cabaret, Glen Miller y el repertorio de don Frank Sinatra
que conectó con el público.
Estos
conciertos, gratuitos, cortitos (una hora más o menos) y con un ambiente muy relajado son una delicia
y me cuesta comprender como gente que conozco, que dice gustar de la música no
aprovecha. Quizás sea por eso, porque son gratuitos. Aquí, lo que no cuesta dinero
inmediato no se valora y lo que no tiene
reservas ni palcos de protocolo parece que no da perfil de importante ni
aumenta el caché personal. Aquí somos mucho de eso de; “es que yo tengo plaza
reservada” o, “me invitan porque soy importante”. Claro que hay que ver la
catadura personal de este tipo de personajillos.
Lo
dejo, no sin agradecer que no me deis preocupaciones. Me quedo tranquilo, mis
amistades no se han herniado comentándome algo. Aparte de uno de mis escasos y
valiosísimos primos, José Antonio y mi recuperado ex neocompañero Pablo S., ni
dios se ha dignado teclear nada. Descansad en paz, pero en este mundo, no os vayáis
al otro.
Hasta mañana.
Pepeprado
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