Ahora
lo de la gilitontéz.
Parte
de esta gilitontéz viene por esa cantidad de premios que se reparten radios y teles,
artistas y demás progresía institucional. Ayer fue el premio Ondas, pero da lo
mismo, ahora lo que da marchamo de prestigio es no tener ningún premio de
estos, que están instituidos para darse coba mutuamente y que se reparten
equitativamente.
En
esa marea de premios, a algunos se les ve el plumero más de la cuenta. Por
ejemplo el Mundo se indigna por que el Gobierno, según ellos, “boicotea” su
premio periodístico; “En todas las
ediciones de estos galardones siempre ha acudido el presidente o un
vicepresidente, así como otros miembros del Ejecutivo, a veces casi al
completo”. Esta es la forma de aceptar que están pendientes de la
asistencia de los gobernantes. Así se entiende que todos los periódicos se
comporten de manera tan… interesada.
Acordarme
de la tontería actual ha sido al ver un cartel local, anunciando algo, pero en
el que la primera actividad será ofrecer una oportunidad de “catas y maridaje”.
En
ese solo enunciado, “catas y maridajes” hay una síntesis maravillosa de cómo anda
el personal de agilitontado.
No
hace tanto, cuando te apetecía, te ibas a tomar un tinto con una tapa, sin más.
Ahora no, ahora antes de la copichuela, tienes que hacer un máster sobre uva,
para saber si el vino va a ser de uva Albariño, de Chardonnay, de Macabea o
Sauvignon, naturalmente si hemos pedido lo que antes era “un blanco”, o de
Cabernet Sauvignon, Garnacha Tintorera, Malbeco, o Mencía, si lo que queremos
es lo que antes era “un tinto”.
Naturalmente,
ahora viene lo del maridaje. No te puedes tomar el chato, así por las buenas.
La norma manda que para cada vino sea “obligatorio” algo que maride bien (antes
decíamos simplemente “que le fuera bien”). Una chorrada, que ahora está pasando
a los aceites. El pan con aceite de toda la vida ahora es un problema, porque también
hay que saber de aceites; si son de, por ejemplo, oliva Arbequina, de Empeltre,
de Cornicabra o de Verdial de Badajoz. Cada uno de estos sirve “solo” para una
cosa, unos para el pan, otros para la ensalada, otros para las lechugas
solamente e imagino que alguno por si te lo quieres inyectar en vena.
Resumiendo,
(sin hablar de la Gintonicmanía, que si hablo de eso me cabreo), una total
gilipollez. Tener que hacer un Máster en Química, otro en Enología y otro
en Relaciones Humanas y Sociales antes de tomarse un tinto con unas aceitunas
es de locos, pero, ¡ay! eso es lo que hoy por hoy está de moda. Así va el país.
Para
no cansar, otro día hablaré de la Dictadura de los Cocineros.
Quizás
la mejor prueba de esta Meméz Nacional, nos venga reflejada en esta noticia; “El primer libro de Belén Esteban va por su
segunda edición en dos días de venta”.
Uagghg
Pongo
fotos de mi plaza que ya se está engalanando para las Navidades, y me voy.
Hasta
mañana
Pepeprado
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