Desde ayer nos están bombardeando con la manifestación,
o mejor las manifestaciones, de Francia. Es verdad, contra estas barbaridades
hay que protestar, pero con estos eventos, te sale una reflexión sobre lo, a
veces triste, que es la memoria. Sí, eso de tener una razonable buena memoria
es a veces, triste e incluso peligroso. Es lo que me pasa a mí, cuando veo que
todos se rasgan las vestiduras… algunas veces y por algunas víctimas. Incluso en
estas manifestaciones, hay muchas lágrimas por los periodistas asesinados, y al
parecer, ninguna o casi ninguna por los policías muertos en la batalla o por
los judíos asesinados sólo por ir al supermercado.
Pero, lo más rememorativamente sangrante,
es que casi ninguno de estos que ayer desfilaron por las calles de Francia e
incluso de aquí, dijeron ni pio cuando mataban a ciudadanos españoles en nombre
de ETA o, incluso, cuando lo de Atocha. En esto último, estuvimos sólo unos
pocos, pues incluso la gran mayoría del país y especialmente de sus políticos, se
dedicó a amontonar los muertos en su provecho en vez de culpar a los asesinos. Por
eso digo qué, a veces, tener memoria es xodido. Estas cosas “casi todo” el
mundo las quiere olvidar, pero es difícil hacerlo, cómo no se puede olvidar el
refugio que tradicionalmente dio Francia a muchos de nuestros asesinos (no
digamos en tiempos de don Giscard que casi los hacía héroes nacionales y los
condecoraba).
Para que el asunto de la discriminación
mortuoria quede patente, nadie se manifiesta por la muerte de niños y niñas
usados como bombas andantes en África u Oriente, o los secuestros de Boko Harán,
que sigue impunemente haciendo de la suyas. Pero claro, es que eso pasa muy
lejos, no es Europa, donde hay otra vara de medir, y donde los güenistas de
todos los países, impiden se puedan mandar tropas para acabar definitivamente con
esos asesinos. En fin, qué, aunque esté de acuerdo con las manifestaciones de
ayer, me rechina sean sólo por algunos muertos y no por todos y en algunos momentos
y no siempre.
Por estos lares, es simpaticona la a
opinión de la Presidenta del Mundo Mundial, doña Susana; “Susana Díaz sobre las campanadas de Canal Sur: Fue algo
desagradable, pero han pedido perdón con humildad”. Emociona ver lo comprensiva que se muestra, aunque me gustaría
ver si seria igual de comprensiva si la tele encartada estuviera en una comunidad
regida por otro partido, en vez de ser la Voz de su Ama Andaluza. Por cierto,
esta viajera impenitente, prohíbe viajar a su socio. Curioso.
Triste
por otro lado, la guerra sobre la titularidad de la Mezquita de mí adorada Córdoba.
Sólo va a ir en contra de los intereses generales. Al final, todo terminará dañando
a la propia Mezquita, o se le entregara al Estado Islámico para tenerlos
contentos.
En
Málaga, cuando aún el árbol de Navidad está en mi plaza, ya ha arrancado el
carnaval. Ya mismo me montan el chiringuito aquí enfrente.
Han
empezado también las luchas intestinas en Podemos, esta vez ¡sorpresa! alentada
desde esta ciudad.
Para
el final dos noticias actuales tristes. La primera, murió Anita Ekberg, símbolo
de una época, la segunda es aún peor; esta noche eligen el Balón de Oro por ahí
fuera. Significa qué el argentino permanentemente semi ausente, nos castigue
con otro smoking de esos que, en plan payaso, se adorna cada año y que los medios
nos inyectan. Horror.
Hasta
mañana
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