Vivimos en
un mundo de grandes mentiras, con un agravante terrible; que nos las tragamos
sin anestésia.
En el exterior
doña Cristina I de Argentina dice que ella no ha venido a votar parientes. En
realidad a lo que vino fué a colocarlos sin necesidad de votarlos.
Don Donald de
USA, cada vez se parece más al otro Donald, al pato, y sigue liandola en las pre
elecciones.
En España,
un ejemplo meridiano, el de doña Susana de Andalucia, a la que se le llena la
boca de anti corrupción, pero mantiene en su gobierno a 5 imputados de alto
standing.
Otra,
lo sucedido en Marbella, en los toros. Unos antitaurinos vulneran la ley tirándose
al ruedo, tras varios días metiendo la pata, haciendo pintadas y vociferando, la
policia no hace nada, los reducen la cuadrilla de Morante, y, a los que van a
castigar es a ellos, a los que cumplieron la ley, mientras que los que la vulneraron los dejaron marchar tan
tranquilos. Un ejemplo magnífico de ecuanimidad legal.
Más. En la UMA, a un fulanito que se h tirado 11 años para sacar una carrera de 5 y aún no ha hecho el proyecto fin de carrera, la ex rectora, ahora flamante Consejera, daba honores y puestos, e imagino que subvenciones. Ahora incluso la prensa le hace reportajes como si fuera un héroe. Es la anítesis de la excelencia, pero, ¡ay!, es “políticamente muy aprovechable”.
Más. En la UMA, a un fulanito que se h tirado 11 años para sacar una carrera de 5 y aún no ha hecho el proyecto fin de carrera, la ex rectora, ahora flamante Consejera, daba honores y puestos, e imagino que subvenciones. Ahora incluso la prensa le hace reportajes como si fuera un héroe. Es la anítesis de la excelencia, pero, ¡ay!, es “políticamente muy aprovechable”.
Pero
donde la mentira alcanza alturas estratosféricas, es en la Málaga municipal, lo
que llamo la GMM, la Gran Mentira Municipal.
Hace
unos días, hablando con un amigo, también sufridor del Centro, me contaba que
un ¿responsable? municipal, con rimbombante titulo de Coordiador para la Recuperacion
del Centro o algo así, presupongo qué con magnífico sueldo, despacho y secretaria,
se vanagloriaba de estar haciendo “todo
lo posibe” para que los ciudadanos vuelvan a vivir en el centro. Lo puedo
adornar, pero no... me cabreé.
Que
un fulanito, pagado con nuestros dineros, diga eso, mientras se cierran calles
con mesas y sillas; se ponen inconveniestes a antiguos propietarios; se permite
la invasion de mega franquicias; se permite y promueve el suicidio de los
pequeños comercios tradicionales; se quitan aparcamientos (ahora no hay ni un
solo sitio para aparcar en el centro sin pagar); se peatonaliza para que los
habitantes no puedan hacer la compra o ir al médico como no sea pagando un taxi
a precio de oro; se usa a la Policia Local para fiscalizar a los negocios que
pagan y se les hace la vista gorda a los que son “amables” con los munícipes, y
etc, etc, etc..., no es de recibo.
Esa,
es la realidad malagueña, donde los residentes y resistentes del centro somos
ya una especie en peligro de extinción, algo así cómo un Cecil al que se le
puede disparar previo pago. Para compensar todos estos desvarios, se hacen
grandes alardes y pequeños actos de presunta justicia. Se promueven obras muy
aparentes que nunca se terminan, se regala un servico de bicicletas que nadie
paga y que cuesta un riñón a las arcas municipales, es decir a nosotros, y se multa
a dos guiris que trasteaban por la calzada, entre los coches con patines electricos...
con 1.000 euretes. Si los infractores hubieran sido malagueños en un coche pagado
con su sudor, los habrían metido en la cárcel. Un asco.
Y
el responsable de todo esto... tan feliz.
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