El asunto
del nuevo crimen de Cuenca, esta vez doble y con victimas ciertas, es, cómo
todo lo que es delincuencia en este país, un problema. La policía ha cumplido
localizando y deteniendo al asesino, pero si llega a España, será un problema,
porque la inJusticia española lo pondrá en la calle pronto e incluso es hasta
posible que lo indemnice, y la gente de a pie se va a cabrear. Pero la solución
la ha dado el tal Morate. El asesino ha dicho qué “tiene miedo de las familias de las víctimas y del entorno ucraniano de
Marina”'. Esa es la solución, pedirle a los rumanos, que lo manden a
Ucrania, al pueblo de la chica muerta y lo dejen libre allí. Seguro que ahí, sí
que harían justicia inmediata.
Los
resultados de nuestra legislación, sumados a las influencias de televisiones y
video juegos, están a la vista. Ejemplos al canto.
En Granada,
al menos quince personas, muy valientes, apalearon a un indigente. Han detenido
a dos “chicos” de 20 y 23 años y ¡oh! a 4 menores. Está claro, a los menores
nada de nada, y los mayores, castigados sin postre una semana.
En Málaga,
dos hermanitos, dieron una paliza y abusaron de dos jóvenes, una de las cuales
tuvo que ser incluso ingresada en el hospital. Los han metido en prisión, pero
a menos que se muera alguna de las chicas, saldrán ya mismo… para seguir dando
palizas a quien les plazca.
Otra muestra
de esta sociedad que hemos creado, es la del fulanito que ha condenado a un
restaurante al castigo de las redes sociales, por este atrevimiento; “Un
restaurante cobra 25 céntimos por una aspirina”. Resumiéndolo, el indignado
este, pidió una aspirina, se la dieron y… se la cobraron, lo que él considera
un abuso. Está tan “indignado” que incluso ha colgado una foto de la cuenta, en
la que se ve que el restaurante cumple con la ley de documentar todo. Por lo
visto, este berenjena piensa que los restaurantes tienen que tener de todo lo
que él necesite, pero que lo deben pagar ellos.
Es una
prueba de la sociedad de los derechos y sin obligaciones. Algunos se creen lo
merecen todo, y que no están obligados a nada. En este caso en particular,
deberían haberle indicado donde había una farmacia y que él hubiera movido el
trasero para ir a comprar la aspirina. Lo peor, es que los medios presten
atención a este tipo de tonterías y les den sus cinco minutos de gloria.
Como ya
terminó la Feria, el Ayuntamiento ha vuelto a prestar atención a lo que es su
fin último; peatonalizar Málaga. Ya ha autorizado cuatro nuevas obras del
metro; está pensando en cerrar Carreterías; el entorno de la Catedral se está
blindando; la Alameda está en el punto de mira, y la Noria está donde tenía que
estar… cerca del Soho, que es la niña de sus ojos. Todo bajo control.
De esta
última noticia, lo que destaca ha sido su inmediatez. No estamos acostumbrados
a que algo que dependa de la Casa Grande se resuelva con tanta prontitud. ¿A
qué es curioso?
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