Da susto pensar qué sociedad, a
nivel mundial hemos construido, al leer la noticia de que una niña de 8 años ha
sido muerta por un vecino de 11 años… por no querer enseñarle su cachorro. Aunque
haya pasado en USA, es para pensárselo, porque aguí hay un proceso de mimetismo
sobre toda “moda” yanqui. No hay más que ver la cantidad de raperos, gente que
por cierto se sorprendería al saber que eso del rap es anterior en España que
en Yanquilandia, aquí a los pre-raperos
se les llamaba troveros, y llevaban sombrero de ala corta, o la cantidad de
berenjenas mentales que llevan la gorra al revés para darse sombra al cogote, o
pantalones arrastrándolos para demostrar que son iguales a los presos yanquis.
Aparte eso, allende los mares, han
formado un tratado de Libre Comercio que nos va a afectar a todos, pero en el
que creo qué, aunque es a muchas bandas, no está incluida la Cataluña
independiente.
Con el lio judicial nacional que
tenemos, casi se nos olvidan algunos. Así, ahora vuelve e aparecer el Caso Noos,
en el que se va a sentar a la Infanta en el banquillo (¿seguro?). Incluso esto hace
difícil estar al tanto de todos los demás. Entre desmadres políticos y crímenes
ciudadanos, andamos continuamente enfangados y a nuestros esforzados políticos
y políticas, no les da tiempo a sacar al país del lodazal.
Simpaticón es ver ahora a los
alegres chicos de Podemos, que quiere “blindar”
sus programa frente a “propuestas radicales”.
¡¡Toma ya!! Hasta su dirección nacional ha contestado al preguntador de Málaga,
que “la centralidad es el eje de Podemos”.
Precioso.
Una nota totalmente personal. Hace unos
días en uno de esos zapping desesperados, oí a un monologuista que empezaba su
parrafada así; “tengo el cuerpo lleno de
tatuajes, no fui capaz de sacar el Graduado escolar y llevo pendientes... entonces,
¿por qué no triunfo en la primera división del futbol nacional?...” Después
seguía, pero ya me cambié de canal. Aunque este pollo, algo de razón llevaba, de
lo que voy a hablar es de su tribu, de los monologuistas. Estos, en un noventa
y pico por ciento, basan sus “simpáticos” parlamentos sobre dos bases fundamentales.
Una es hablar de lo que follan (perdón por
el exabrupto, pero así es como hablan), de lo machos que son ellos, y de la
cantidad de ciudadanos que se han merendado ellas, de los listos que son ambos,
lo graciosos que es echar unos porritos continuamente y lo bueno y progre que
es hablar mal del gobierno (de algún gobierno, de otros no). El segundo pilar básico
es poner a padres y abuelos a parir, convencer a sus entregados oidores de los
listos que son ellos que toman el pelo a progenitores y ascendientes, y lo bien
que les sacan los cuartos para sus matriculas universitarios y lo guay que son gastándose
esa pasta en porrillos. Son prácticamente monotemáticos, y no se dan cuenta que
aparte de sus espectadores, que son casi siempre los mismos, no llaman la atención a casi nadie.
Cuando alguno de ellos, demuestra algo de
cerebro y trata otros temas, más universales, la nouvelle cuisine, los neo gimnastas,
etc... como por ejemplo, Leo Harlem, se sale. Lo peta como se dice ahora. Deberían
pensárselo.
No más por hoy.
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