Si cuando lees la prensa, o simplemente la ojeas y hojeas,
que es lo que yo hago, le pones real interés e intentas digerir las noticias,
puedes terminar completamente majara.
Para que se vea que no hablo por hablar, primero, el ministro señor Montoro acoxona al personal diciendo que “el corralito es imposible en España”. Con la tradición nacional de que los ministros digan siempre lo contrario de lo que va a pasar, esto es para echarse a temblar.
Por otro lado, los otros,
andan a los suyo y mientras en Madrid dicen que “el ajuste va a provocar el despido de 40.000 profesores”, lo que lleva
aparejada la pregunta de cuantos son en total, por aquí, en la Cortijá, andan
recortando ya con leyes propias, y mientras dicen digo, se lee Diego… y todos
contentos. O al menos eso dicen. Tras lo que se está llamando “el recortazo”, ya
se felicitan por lo bien que lo están haciendo, cosa que a los funcionarios de
carrera habría que preguntarles uno a uno.
También, mientras Hacienda
anda dislocada buscando a quien hincarle el diente y le manda un borrador de la
Renta a un bebé de 18 meses (eso sí, le sale a devolver la ingente cantidad de
53 céntimos, lo que ya justifica el gasto burocrático) los alegres chicos de la
Cámara Vasca, andan preocupados y quieren cobrar de todo, incluyendo un derecho
a cobrar el paro. O sea, que se demuestra que para cobrar el paro no hay que
demostrar que se haya trabajado.
Todavía más de locos, es que
nos cuenten que el ex-alcalde de Casares ¡trabajaba para la Mafia rusa! La
leshe merengada. Hay que ver lo listos que son estos de la Mafia rusa que saben
hasta donde están los chollos, porque irse a Casares para blanquear dineros, es
para medalla.
Para terminar de ponerme caviloso,
cabizbundo y meditabajo, leo esta noticia sobre el Féisbuk; “Facebook, ¿burbuja 2.0? / Los expertos
creen que el desembarco en Wall Street podría ser el principio del fin de la
nueva burbuja digital”. La preocupación no es porque yo vaya a comprar acciones del
invento, ni porque sea un forofo total, sino porque, tras años, negándome a
entrar en ese mercado persa de la falta de pudor personal, hace relativamente
poco, quizás sólo días, claudiqué, sólo con el único objeto de colgar estas
reflexiones y para que mis amigos puedan comentar algo sobre ellos (cosa que siguen
sin hacer), y que ahora vaya a desaparecer, hace que se me reproduzca el
complejo de caballo de Atila, de que lo que apruebo, toco o en lo que de alguna
manera intervengo, desaparezca inmediatamente. Esperaré a ver qué pasa.
Pero más
preocupados que yo, deben andar los clientes sevillanos de la lujuria de pago; “Los clientes de
las prostitutas de Sevilla recibirán las multas en su propio domicilio”. A algunos les van a dar una alegría cuando lleguen a su
casa y la parienta les presente el boletín de denuncia.
Hasta mañana.
Pepeprado
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