Es raro hablar de milagros a estas
alturas, pero evidentemente, haberlos haylos. Si no, que me expliquen la
facilidad que ha tenido el ex–alcalde de Casares para reunir la fianza. No me
parece muy normal, que en un pueblo de escasamente 5.300 habitantes, en sólo un
par de días aparezca gente bastante para aflojar 200.000 euros para una fianza.
Ya me parecía sospechosa la facilidad que tienen algunos políticos de
campanillas, especialmente algunos falleros y expertos en sobrasadas en encontrar
pasta, pero a esos al menos se les reconoce un patrimonio (las más de la veces ,
también sospechoso) y son ellos los que apechugan con ella, pero…, ¿una alcalde
de pueblo?, ¿y por suscripción popular?... Raro, raro, por eso hablo de milagro.
Siguiendo con lo
de ayer, cada vez me parece más que hay
una conspiración para volvernos majaras y hacernos perder el oremus. En uno de
los periódicos de hoy, así juntitos y en buena compañía aparecen estas dos
noticias, ambas amparadas bajo el epígrafe de SALUD:
Un estudio cuestiona la idea que el colesterol bueno reduce el riesgo de
infarto”.
Lo
primero lo dicen en Yankilandia, los del Centro del Cáncer, lo segundo un grupo
de científicos de Barcelona, pero lo que ambos tienen en común, es que le
llevan la contraria y se da de hostias, a
lo que nos llevan décadas diciéndonos sus colegas. Cómo sigan así, lo siguiente
va a ser decirnos que pegarse un tiro en los cataplines es bueno para la reproducción.
A lo
mejor es por estas cosas por las que algunos y algunas, que ya deben haber
perdido el coco, tiran por la calle de enmedio y hacen sus locuras.
Por
ejemplo, una ciudadana, naturalmente yanky, de Arizona, que quiere se, nada
menos que la novia más gorda del mundo. Ya va por los 362 kilos y dice que
quiere llegar a los 725. Esta criaturita, que sólo tiene 33 añitos y que al
paso que va no va a cumplir muchos más, para más inri, está prometida con un
(presunto) chef de cocina, que es quién le ayuda en el asunto. A este prenda lo
conoció en una web de citas y si algo tengo claro en esta vida, es que al restaurante
de este pollo no iré en mi vida, por mucho que pase yo por Arizona.
Por si
alguien está tan majareta como para querer saber más, que la busque, porque esta
señorita, vacuna contra la lujuria, tiene una página web para explicarse con
fotos incluidas (por lo de la lujuria).
Me voy,
es viernes, día de abuelazgo responsable.
Hasta la
vista.
Pepeprado
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