Hoy ni siquiera voy a leer los periódicos, simplemente me acabo de
empapuchar un curioso cuadrante que me ha reenviado mi amigo PpK0 y que en su
esquina inferior derecha tiene esta curiosa anotación “Fuente: Ministerio de Industria Energía y Turismo”, nada menos, e
intentaré “digerirlo”.
El titular del esquema es “Embajadas
autonómicas en el mundo”. Es decir, se refiere a esas embajadillas que
sirven para colocar amiguetes y quitar de la circulación a impresentables de
los partidos sin retirarles las prebendas y los sueldos.
Pues bien, en este país en el que parlamentarios impresentables se
dedican a asaltar supermercados invocando el hambre de unos pocos, eso sí,
mientras él propio asaltante cobra unos 6000 euretes mínimos al mes, y le da a
“su” Jefe de Policía de pueblo, un sueldo superior al del Presidente del
Gobierno, nos dedicamos a montar chiringuitos en lugares exóticos a costa de
los contribuyentes.
Por aquí es por donde tenía que haber empezado don Rajoy cuando llegó
al Gobierno. Le tendría que haber metido mano nada más llegar, y no dedicarse a
ladrarle a la luna, especialmente cuando la luna a la que le ladra es a los
contribuyentes.
En este desmadre de gasto totalmente inútil hay nada menos que 114, sí,
eso, CIENTOCATORCE, embajadillas en lugares tan relacionados con nosotros como Sídney,
donde hay una catalana, o Dubái donde hay nada menso que tres (Andalucía,
Cataluña y Valencia).
En este despropósito se lleva la palma el Govern de don Artur Mas, que
anda, según él, cerrando hospitales y colegios, mientras mantiene nada menos
que 26 embajadillas para que los coleguillas se reparten la pasta.
Tampoco nosotros nos quedamos a la zaga. Donmanué abrió y don Griñán
mantiene, 12 representaciones (Londres, Estocolmo, México DF, NY, Lisboa,
Paris, Casablanca, Dubái, Varsovia, Praga, Düsseldorf, y… Shanghái, que es la
más necesaria). No aclara la fuente cuanta gente hay enchufadas en estas
sinecuras, pero está claro que mientras se gaste un solo euro en este tipo de
cosas, hablarnos de cierres hospitalarios o maestros a la calle, son pura y
simplemente milongas de unos tanguistas con la vergüenza al nivel de una babucha.
Para terminar, las 114, se reparten de esta forma; en Europa, 51; en América,
31, en Asia, 23, en África, 8 y en Oceanía, 1, esa catalana de Sídney. Hay
perlas como las tres de Hong Kong (Castilla-La Mancha, Cataluña y Valencia), otra
catalana en Singapur, una de Murcia en Bucarest (con dos más), la de Valencia
en Múnich, la de Cantabria en Tianjin, o, pásmense criaturas, las 14 en Bruselas,
donde están todas seguramente para estorbarse mutuamente.
Dejo esto porque me pongo de los nervios.
Foto de los alrededores de mi plaza ya “enferiados” y me voy.
Hasta mañana.
Pepeprado
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