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miércoles, 8 de agosto de 2012

Mayormente

Sufrimos todo tipo de engaños, incluso en las cosas más nimias, y lo malo es que por más burdos que sean esos engaños, la people se los traga a gañote abierto. Por hablar de algo cotidiano, los telefilmes de la tele nos muestran a todo tipo de especialistas yanquis que trincan a los malos por medio de los más variados métodos. Además, allí cualquiera es investigador maravilloso, ya sea forense, sheriff de pueblo, biólogo submarino o fontanero de urbanización. Y eso, la gente se lo cree. Pero después, en la vida diaria ves que todavía no tienen claro cómo se les mueren los famosos o, incluso, lo que ha pasado ahora, que nos enteramos que la psiquiatra del fulanito que mató a 24 en Denver había avisado a la policía que ese tío estaba como una chota y eso, pensaba matar a todo el que se le pusiera por delante, y la policía ni se coscó. Tenía que haber llamado a Jólivud que es donde están los listos.
En cambio aquí, lo más tontos hacen relojes de palo y les andan. Los alegres chicos de Interligare, que era una empresa privadísima, para un proyecto del entonces juez estrella, tuvieron a su disposición todo el complejo policial de Canillas que es donde, por lo visto, están la créme de la créme del material policial oficial y estatal. Da gusto ver como no hay gasolina para los tanques de la Defensa Nacional pero si hay lo que haga falta para prestárselo a los amigos.
En vista de eso, de que aquí vale todo, el señor Llamazares defiende al alcalde montaraz que asalta supermercados, nada menos que invocando al Código Penal. Dice este pollo que fue un “acto simbólico”  y que la ley lo justifica. Flaco favor le hace este a IU cuando demuestra que está al lado de la anarquía total y de los asaltos callejeros. Hay una cosa que se llama Estadio de Derecho que tiene, así, en imperativo, que tener unas normas mínimas y todos estamos obligados a respetarlas.
Aquí en Málaga todo gira ya en torno a la Feria. Los taxistas dicen que no habrá huelga. Vale, mejor que haya juerga. Esta vez ni siquiera sé que quieren los taxistas, pero siempre que salen estos señores con estos líos, me pregunto el porqué de esas licencias que están cotizadísimas y cuestan un güevo y parte del otro, aunque después todos digan que el taxi es ruinoso. Si fuera un campo libre, aunque eso sí regulado, con empresas de taxis que compitieran entre sí con precios y servicios, la cosa estaría más pendiente de sus clientes que de sus problemas propios. En NY, que tiene que ser bastante más complicado que Málaga, hay diferentes compañías y no pasa nada, entonces, ¿por qué no aquí?
Y el Ayuntamiento anda navegando con cosas pintorescas. Por un lado han hecho el ghetto de la juventud que veremos cómo termina; en otro momento han hecho una “Guía para no perder la cabeza”, nada más y nada menos; y por si fuera poco, ahora se han dado cuenta de que la noria era mucha noria. Al parecer nadie tenía ni idea de eso de las alturas y los aviones. Para esto habrá que nombrar a algún asesor nuevo con un sueldo apetitoso.
Hoy voy a poner una foto de las palmeras que tengo frente a mí. Siguen ahí, tiesas y cada vez más altas, sin dar ninguna sombra ni servir para nada. Las pongo porque he tenido un recuerdo para el picudo rojo, que quizás por eso de ser rojo, ha dejado de salir en los periódicos. ¿Qué pasó con él? ¿Se ha muerto? ¿Está controlado? Hemos pasado de leer de él todos los días, al ¿piadoso? olvido.

Hasta mañana.

Pepeprado 

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