La pretendida “huelga general de seguimiento total” me ha
hecho recapacitar sobre las trampas del lenguaje. Aclaro, no quise escribir
estas reflexiones “en caliente”, no por parecerme a esos comprensivos gobernantes
que esquivan todos los problemas posponiéndolos con esta excusa, sino porque quería
pensarlo más detenidamente.
Ya han pasado un par días, en ellos he podido constatar las
tretas y trampas que se utilizan, las más de las veces como armas contra los
contrincantes, bien sean contrincantes declarados, o definidos por el que manda
al que escribe en ese momento.
Las crónicas sobre la huelga son ya un clásico, cuando
hablan de cientos de manifestantes los unos, y de millones los otros.
También es una trampa, eso de contar como "seguimiento"
a todos los que la han hecho a punta de piquete y tras amenazas de integridad física
o de persecución institucional, porque, no nos engañemos, aquí al que no sigue
las directrices, le pueden caer muchicientas inspecciones oficiales sobre sí
mismo, o sobre sus actividades.
Pero la mayor trampa de todas, es esa de llamar piquetes “informativos”
a esa panda de buscalíos que salen a las calles cargados de consignas y mala
leche para amedrentar a todo el que se ponga por delante. A estas alturas de la
película, qué, para una huelga que lleva programada varios meses, que está publicitada
ampliamente por todos los media y que está jaleada hasta por partidos políticos
que deberían ser responsables de la marcha del país y que solo buscan su propio
provecho, tenga que recurrir a “informar” a los ciudadanos en el mismísimo día
de autos, es cómo mínimo, una de las mayores muestras de hipocresía política y
ante todo, moral.
Decir esto en, eso que se nos llena la boca llamándola, sociedad
de la información, es una bofetada a la inteligencia del ciudadano, que puede que
no sea mucha, pero alguna hay… decir eso de “piquetes informativos” es, cómo
mínimo, una falacia, cuando no una desvergüenza.
Las hay siempre. Las mentiras, que a veces vienen
disfrazadas de titulares inducidos son diarias. Ayer mismo, para la misma noticia,
esa del banco malo, un periódico decía que los responsables “cobrarán hasta
500.000 euros”, mientras que otro medio, de distinto signo, daba la misma
noticia de esta manera; “cobraran 500.000
euros como máximo”. Es decir, uno
presupone lo peor, y el otro presupone que se van a fijar los sueldos al
mínimo. Ninguno se para a decir qué, dar por parte del Estado a alguien un
sueldo de ese calibre, es pura y simplemente una inmoralidad, especialmente
cuando es un salario para gestionar fracasos. Mientras, los currantes a comprar
esos periódicos y a creérselos, pero con sueldos basura e hipotecas de escándalo.
En esa hipocresía informativa, la señora Chacón, que
disfruta de maravillosas rentas y es colega de ex ministros bien situados,
critica a otros y dice que “A CiU no le
importan las fronteras cuando se trata de desfalcos”.
No, señora, no. El “no importa”, es “a todos” cuando se trata de ganar pasta,
sea desfalcando directamente, caso de los de CiU o “colocándose” en puestos a
medida, si no, acuérdese de las doñas Bibianas, las doña Madgdalenas, etc.… La
verdad hay que decirla siempre, aunque haya que pararse a pensar en ello.
Hasta mañana.
Pepeprado
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