Tengo ya unos añitos, no los oculto, intento llevarlos
con dignidad, pero sé que los tengo, y debo decir que durante todos los que llevo
en este mundo, al que a veces se puede llamar valle de lagrimas y algunas, muy
pocas, paraíso terrenal, sólo ha habido una cosa que ha permanecido inalterable
en mí; mi curiosidad y deseo de aprender cosas nuevas.
Naturalmente, cuando hablo de curiosidad no me refiero a
cotilleo, a las veces que alguna de esas pretendidas “comunicadoras sociales,
se han encamado con el torero o futbolista de moda, eso me la trae floja
(perdón por el termino, pero es que al hablar de esas gentes, te pones en situación
lumpen aún sin quererlo); tampoco me importa saber si los abductores del ídolo
están sobrecargados mientras su cuenta corriente engorda, esas cosas me parecen
irrelevantes cuando no vergonzosas.
Lo de aprender lo hago a diario, es la razón de que sepa algunas
de esas cosas raras que dejan perplejos a mis familiares, amigos y conocidos (y
eso que me callo muchas por no parecer pedante). No, mi ansia de saber es por ampliar
conocimientos y las más de las veces, por saber el porqué de las cosas. Ahora
mismo hay un canal de tv de esos raros que yo veo, que tienen una serie que se
llama algo así a “Cómo se hace…”, que me parece genial, porque cosas cotidianas,
que usamos todos los días, no tenemos ni idea de la cantidad de manipulación
que necesitan hasta llegar a nuestras pecadoras manos. Su único problema es que
es una serie yanqui, y claro, ellos (están
en su derecho) arriman el ascua a su sardina, y a veces las cosas que te enseñan
se refieren a cosas que tú no ves por estos lares ni en pintura. Consecuentemente
nunca te van a enseñar el trabajo que cuesta hacer un botijo, búcaro o pipo
adecuadamente. En fin, algo es algo, te enteras como hacen las zapatillas de
deportes con colores, como empaquetan pavos para el Thanksgiving Day, o cómo hacen
esquíes de polímeros raros.
Todo este largo y quizás engorroso preámbulo viene a qué,
aunque he leído mucho sobre historia, estoy abierto a todas las teorías e interpretaciones,
entre otras cosas, porque creo que don Enrique Jardiel Poncela algo de razón
llevaba cuando dijo que, “la Historia es
la mentira encuadernada”, por lo que todo se debe mirar con un moderado
escepticismo, pero, ¡ay!, a estas alturas, todavía encuentro cosas relativas a
eso, a la Historia con mayúsculas, que me dejan patidifuso.
Lo que me ha provocado este principio de catalepsia (del griego katálipsis:
"suspender") es un trastorno repentino en el sistema nervioso
caracterizado por la pérdida momentánea de la movilidad (voluntaria e
involuntaria) y de la sensibilidad del cuerpo) [poner esto, es para que se
vea lo radical de mi impresión], y es que ha echado por tierra años de humanidades
aparentemente, por mí, mal empleados. Ha
tirado por tierra enseñanzas del padre Llordén, horas de lectura, e inversión en
libros y revistas especializadas.
¿Qué ha provocado este cataclismo mental? Una dirección
que he conocido gracias a mi amigo Enrique N. Voy a ser malo, no lo voy a
revelar aquí, prefiero que seáis vosotros mismos los que buceéis en la
inmensidad del mar del conocimiento y disfrutéis de las bondades de la neo ilustración.
Entrad en este enlace, y pasmaos.
Me lo vais a agradecer, vuestra mente se expandirá,
vuestros conocimientos embeberán esta perla de sabiduría. Nunca es tarde para aprender,
demuestra que muchas veces lo que dijo otro ilustre, el poeta Paul Valery, llevaba razón; “Lo más profundo que hay en el hombre es la piel”.
Hasta mañana.
Pepeprado
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