Ya no es Agosto,
es miércoles que es día muy pacífico, y las noticias siguen embarradas. Por
todo eso, me coy a dar un lujo; no voy a leer los periódicos de hoy. Me voy a
dedicar a recapacitar sobre cosas que me pasan a mí.
Hace poco,
en alguno de esos trozos de programa que acostumbro a ver, pusieron unas imágenes
de don José Augusto Trinidad Martínez Ruiz, para el mundo Azorín. En esas imágenes
aparecía ya mayor, escribiendo, y para ello, consultaba un diccionario. Fue una
imagen refrescante, porque si un monstruo del arte de escribir como Azorín, aún
seguía consultando el diccionario, significaba que yo, qué como un humilde alguien
que aún se quiere ilustrar, eso de consultar, lo hago mucho, no voy
descaminado. Gracias don José.
Lo malo, es que
estoy seguro qué el ilustre literato y sus colegas de generación, no tendrían que
luchar con las cosas que se ven y se oyen ahora, muchas de ellas en boca o
tecla de algunos que se consideran a sí mismos, ilustrados.
Hoy por
ejemplo he tenido que consultar, no en diccionario que ahí no habrán
reaccionado todavía, sino en San Google, que puñetas era eso de CEO del que
hablan todos lo comunicadores de pro. Pues bien, se trata del Chief Executive
Officer, que no es un ente que haya surgido de la nada, sino simplemente el antiguo
y tradicional Director Ejecutivo. Es decir el que manda de verdad, no esos
directores honorarios, ni los que ponen para dar lustre en la empresa, resumiendo
el corta cabezas, el organizador. ¿Por qué ahora hay que cambiarle el nombre? Simplemente
porque es guay, progre, inn, etc… para estos del actual mundo dirigente.
A otra cosa mariposa.
También en otra publicación de las que leo atrasadas, me entero que ahora lo de
llevar barba, es “hipster”.
Como soy barbudo convencido y luzco, o mas bien
transporto, ininterrumpidamente, este aditamento capilar desde la semana
siguiente de licenciarme de aquella mili que ahora nadie quiere recordar, me
preocupé, y me puse y dispuse a enterarme de que leches era eso de hipster.
Esta es la definicion, naturalmente una wikideficición,
del término; “hipster; grupo
de personas que se caracteriza por tener gustos e intereses asociados a lo
vintage, lo alternativo y lo independiente”. Para que la cosa quede aún más cursi, añaden; “están en contra de las convenciones
sociales y rechazan los valores de la cultura comercial predominante (el
mainstream), en favor de las culturas populares locales”.
Manda
güevos, que diría un presidente de parlamento, que yo, desde aquellos lejanos
años 60/70 sea todas estas cosas. No fui consciente en ese momento, de que me convertía
en tantas cosas. Lo siento también por mi padre, al que nunca le gustó que su hijo
fuera un barbudo a lo Fidel o el Che, y al que yo medio convencí, nombrándole ministros
y autores del pasado que lucieron el piloso aditamento. Me habría gustado poder
decirle que yo era un precursor de lo hipster y a lo mejor don José se habría
quedado más tranquilo… o no.
Bueno,
consciente ahora de la actual importancia de mi barba, la miraré con otros ojos,
ya que me ha transportado a otro nivel. ¡Y eso que no es una barba a lo yihadista
actual!, que es la que se lleva.
Lo
reconozco, esto de no leer periódicos es, no un lujo, sino un lujazo. Tengo que
darme más.
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