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jueves, 24 de abril de 2008

Los repartos de premio

Aparte de los que reparte el Ministerio de las Leyes del señor Bermejo, en el que por ejemplo está misma mañana se ha sabido que han “premiado” a un conductor en Bilbao (creo que era ahí, no he pillado el lugar exacto, pero era por ahí, en el paraíso del Dalaikari), que iba a toda leche, mamado, que atropelló a dos menores, matando a uno, con una pavorosa pena de 12 meses sin carné. Esto es además, una más de las diferentes varas de medir de nuestros aplicadores de leyes, ya que, a un amigo mío, que no mató a nadie, que no estuvo involucrado en ningún accidente, que no causó ningún daño y al que pusieron a inflar el globito, sólo porque se durmió en un semáforo -estando parado- al volver a su casa -de trabajar-, a las tantas de la madrugada, pero que dio positivo, repito, a este le han cascado, de forma fulminante, al día siguiente de los hechos, 18 meses sin carné, tres meses de multa a 12 euros diarios y tres meses de “servicio a la comunidad”, todo esto si no lo implican en las muertes de Manolete y JFK. No es que no haya que multarlo, en eso de acuerdo, pero entre ese drástico y tajante castigo y el laxo de Bilbao, hay un par de víctimas de diferencia y creo que habría que tener eso en cuenta. Pero, claro, mi amigo Pepe no es ni de Bilbao ni del Tibet, y eso marca.

Pero eso, dejando aparte estos “regalos” justicieros, lo llamativo es la cantidad de premios que hay.

Cada día en los periódicos, la radio y la TV, te enteras que hay galas para repartirse premios a go gó. Casi siempre son los mismos, que se reúnen, montan un certamen y se reparten los loores entre si mismos, con la organización –naturalmente- a cargo de algún presupuesto de ente agradecido. Les sirve para vestirse cochinetes y demostrarle a su publico, que como ya no dependen de ellos (del público), no les hace ninguna falta respetarlo, por lo que montan el sarao a sus espaldas y a su aire. Con un poco de suerte y “habilidad”, algunos de estos personajes y personajillos por un solo trabajo, pueden recolectar varios premios, nombramientos y menciones honoríficas, con las que pueden volver a optar a bellas y hermosas subvenciones para que su talento no se pierda. Lo malo es que dentro del asunto, está incluido que hagan giras pagadas por las televisiones, para derramarse (no sentarse, eso está anticuado) en los sofás más importantes del país, charlar de jodiendas y porritos, y aprovechar para explicar lo importante que son sus obras y lo que han sufrido ellos para parirlas, motivos más que suficientes para que sus padrinos los amen y el resto de la masa amorfa e inculta del país, que no es ni progre ni cultivada, le este agradecida por haberle dado la oportunidad de ser testigo de sus partos mentales.

En esto, los del cine se llevan la palma; casi cada semana se reúnen en algún acto (pagado) para darse palmadas en la espalda y ponerse estupendos por lo bien que lo hacen y lo resultones que son, naturalmente en privado, solo es público el pago de los eventos. Aunque después, resulta chocante que unas películas tan laureadas, y unos actores tan prominentes una vez pasados los ardores de las celebraciones, no consigan vender ni una película a nadie que no sea un estamento oficial afín.

Echo de menos premios en los que se premie al minero que más horas echa en la mina, al camarero de chiringuito que más noches trabaje al mes, al fontanero que más metro de tubería haya instalado y ¿por qué no?, al informático de cabecera que más ordenadores haya “descolgado” al mes (¡¡va por Vd. don Alberto!!). Pero, esos son unos pringaos, esos “sólo curran” y eso no da lustre.

Hasta mañana. Pepeprado

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