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lunes, 21 de abril de 2008

Un fin de semana

Parece que no, pero puede dar para mucho; desde pasar un viernes estupendo, a disfrutar de un domingo tranquilo y lluvioso, pasando por un sábado estrafalario por lo raro. Raro, porque me topé con algo que yo creía que aquí se estaba superando; la intransigencia furibunda y el dogmatismo pertinaz.

Son tiempos en los que se llenan las bocas públicas y privadas de términos como; alianza, cooperación, acuerdo, convivencia, armonía y sobretodo, comprensión, pero en cuanto rascas un poco, tropiezas con la intransigencia hispana de toda la vida; con la fe del iluminado al que no entra en la cabeza que haya quien piense distinto de lo que él ordena pensar; con el insulto disfrazado de coloquio festivo; con el, “quien no está conmigo es porque está contra mí”. Todo esto claro, maquillado con ese barniz tan actual y moderno de la falsa progresía y ayudándose del chiste barato de una presunta crítica constructiva y sobretodo “docta”. Este arquetipo de personaje de corto relumbrón y exuberante verbo, es de fácil sorpresa; se enajena cuando ve que la audiencia no es dócil y no obedece cuando el regidor (él mismo) saca el cartel de “aplauso”. Estos intransigentes bocazas, se pasman además al no tener la respuesta esperada, porque lo que realmente anhelan es un pie de texto para largar sus consignas facilonas, aprendidas de memoria para intentar convencer por la vía del grito y la descalificación. El resultado de este encuentro con los fantasmas del pasado, con estos apóstoles de la desmesura, imbuidos de su verdad absoluta, tan absoluta que en ella no les cabe nadie más, es solo tristeza; es la vuelta al “no era esto, no era esto”; es la constatación de que algunos no se han enterado, o no se quieren enterar porque a ellos no les conviene, de que la libertad no es cambiar de amo. La libertad es algo diferente, es, la no aceptación del insulto gratuito ni la denigración de las creencias y opiniones de los demás solo por eso, por ser “los otros”; es la aceptación de la diversidad y… pero, para qué serviría decirlo otra vez; si a estas alturas de la película todavía andan adorando al becerro de oro del líder y dándole coba a los personajillos de poder transitorio y efímero, por algo será. Allá ellos. Afortunadamente todavía queda eso tan pasado de moda, el libre albedrío, la capacidad de pensar por uno mismo, de decidir en cada momento lo que crees que es pertinente, pero sin agredir ni insultar, permitiendo que cada cual piense lo que quiera, y eso, ningún chapucero mental de estos podrá quitártelo. Solo persiste la pena de saber que esto tiene poco arreglo mientras sigamos así, buscando trincheras en las que aislarse y convirtiendo en enemigo al que no aplauda.

Afortunadamente, hay otras cosas y otras personas que te ayudan a reconciliarte con este mundo; aprovechémoslas.

Y ya, entrando en esta semana, noticias que darán mucho que hablar, indudablemente el asunto de los piratas somalíes y la petición del señor Erkoreka de que el asunto nos lo solucione Francia; a esto se le llama tener fe en nuestras instituciones. Hay que dejar a los ministros de Exteriores y Defensa que se estrenen e intentarlo. Veremos que pasa. Mientras, en el PP siguen dedicados a tirarse los trastos a la cabeza, que es un ejercicio divertido y que dominan a la perfección. Y, aunque no tenga nada que ver, no hay que pensar mal, en las plazas de Madrid dicen que les van a hacer el control antidroga ¡a los toros¡; a los toreros, ¿porqué no? A lo peor, porque a algunas figuras les saldría el valor por ahí, y eso pondría en ridículo a muchos expertos y entendidos.

Para ser lunes, por hoy ya es bastante.

Hasta mañana.

Pepeprado

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