Hay gente que es un verdadero filón para los abogados. Los marbellíes
sin frontera (para las cuentas) han sido, son y serán una veta inagotable de
juicios, apelaciones y elevaciones a las más altas instancias. Ahora está en el
candelabro la alcaldesa rociera-pop, y esta va a dar que hablar, porque metió
la mano no solo en la caja, también en la plantilla de la policía municipal, y
se quedó con uno de ellos para su particular disfrute de servicios.
No es sólo aquí, en Francia les ha salido a los abogados galos, uno de
esos clientes que valen un potosí para la profesión, no solo por la pasta que
les dan a ganar, sino porque añaden una componente mediática que gusta a muchos
de estos letrados; el señor Strauss Khan.
Este hombre no se sabe cómo le daba tiempo a ir al despacho, porque
admite que estaba siempre de farra y alegría. Reconoce que además tiene una
propensión casi enfermiza a bajarse los pantalones a cualquier hora y sacar al
hermanillo chico a pasear. Lo más peor, como dicen algunos, es que esta afición
a despelotarse y a montarse tinglados rarillos, no era cosa solitaria y recogida,
se acompañaba de una corte de políticos y financieros de alto nombre y bajas pasiones,
uno de los cuales ha argumentado que es difícil distinguir a una prostituta de
una señora de bien cuando van en pelotas. Reconozcamos que este hombre se ha
tenido que relacionar con pocas señoras, porque a las de este apelativo no las
imagino despelotándose en plan gregario. Si hay una reunión de mujeres en
cueros, como se decía antes, es difícil que sea una reunión de una congregación
religiosa, es mucho más fácil que sean izas, rabizas, y colipoterras (gracias señor Cela), en
definitiva hetairas por contrato y en cumplimiento de su necesaria labor.
Para terminar con esto, el que se ha sumado a este circo, por méritos
propios es el Yernísimo, que ahora por fin ha contratado a un abogado de los de
verdad. A todos nos ha estado pareciendo que ese señor que sale en los telediarios
(poco) y en los programas del corazón (mucho), no puede ser el que cargue con
este chumbo legal. Más bien nos ha parecido a todos un personaje de
guardarropía y hasta me niego a pensar que sea de verdad abogado. Tiene toda la
pinta de un buen hombre al que le han pagado para que se lleve las primeras
tortas mediáticas pero al que ni su propio presunto defendido le tiene el menor
respeto, ya que no le cuenta nada de nada. Al final, quedará para eso, para
tertulias cutres y desde luego, si es un profesional del derecho, estas apariciones
no le han hecho ningún bien; tras ver como se desempeña, me da la impresión de
que pocos clientes le van a salir.
Me voy, pero antes, dos notas esperanzadoras. La primera la de un
ministro, el señor Wert, que ha dado una clase teórica sobre lingüística al
interpretar correctamente que no es lo mismo tener un problema “de” dopaje, que
“con” el dopaje, aunque me parece que estos giros gramaticales pueden ser
demasiado para algunos “comunicadores”.
Lo otro, el subidón en la afición a ir a museos y exposiciones, donde
ahora hay dos hitos; en Madrid, la Gioconda castiza, y en Málaga la Síndone.
Aunque la mayoría de las visitas sean por pura morbosa curiosidad, bien está que
haya afición a estas cosas, mejor que a GH y similares.
Hasta mañana.
Pepeprado
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