Hoy todos están dedicados a despotricar sobre los
líos de Valencia de ayer. Como es natural unos dicen que los estudiantes, o
presuntos estudiantes, porque en las fotos hay algunos con poca cara de estar todavía
en el Ínsti; otros dirán que los que lo pasaron mal fueron los policías que eran
unas malvas. Como estoy seguro que entre todos la mataron y ella sola se murió
y nunca nos vamos a enterar de qué iba la cosa, es mejor dejarlo en manos de
esos desinteresados informadores e informantes.
También se hablará
del documental que la 3 largó anoche sobre lo que se podría llamar las desprendidas
aventuras y desventuras del Grupo Noos, por supuesto siempre sin ánimo de lucro,
y sus empresillas satélites. Todo estuvo bien y estoy de acuerdo con que si
esto es así, hay varios que deben ir al y talego, pero lo que me llamó la atención,
es que a estos, por primera vez en la
historia se les pide ¡que devuelvan el
dinero!
Esto no se ha
visto nunca en este país, ni a Filesa, ni a Roldán, ni a los marbellíes sin
fronteras, ni a ninguno de los que vinieron detrás en todas las comunidades y en
todas las lenguas del Estado, y por supuesto nada a ERÉticos de Andalucía
actuales, se les ha pedido que devuelvan un chavo.
Si hiciéramos cuentas
y recuperáramos lo que se le ha esquilmado al país por estos personajes y todos
lo devolvieran, se acababa la crisis y habría dineros no sólo para poner en marcha
a España, sino nos quedaría para comprar Grecia.
A ver si esto de
pedir la devolución se hace con carácter retroactivo y se ejerce a partir de
ya.
Pero, yo prefiero
compartir una bella muestra del nuevo lenguaje que circula en las ondas. Anoche
en uno de esos desesperados zappings televisivos, al pasar por esa cadena misteriosa
que nunca se sabe para qué sirve, la 10, topé con el vidente de turno, que al parecer
estaba contestando a una madre que había requerido sus inestimables servicios
porque debía tener un hijo con problemas.
El oráculo de
andar por casa, le mostraba unas cartas extrañísimas a la cámara y enhebraba
esta respuesta… “sí, cómo verás aquí en
esta carta (cosa maravillosa porque en la dichosa carta no se veía un carajo), tú hijo tiene lo que me acabas de decir, ¿?, pero en esta otra, (aquí la cámara
enchufaba otra carta mugrienta y misteriosa)
además se ve que tu hijo está… “desíntusiasmado”. ¡Toma ya palabro fino y
delicado!
Reconozco que mi capacidad
mental no da para tanto y tuve que apuntar el término para no olvidarlo, pero lo
considero un hallazgo lingüístico de primer orden, un hito en la historia de la
literatura hispana. Este cervantino personaje ha conseguido con esto mi aprecio
ante su aventurera valentía y su capacidad creativa que, naturalmente se ve,
crece ante la adversidad. Por eso, y de forma corporativa, ya se merecen los
videntes tener espacios desde donde culturizar al país, a la vez que limpian
auras, curan enfermedades incurables y arreglan relaciones sentimentales sin
descanso.
Al ver a este de
anoche, recordé con ternura a uno que había, años ha, en la tele de Torremolinos,
llamado “El Estupendo” (lo juro) y que de verdad lo era. Echaba las cartas, limpiaba
malos conjuros, contaba chistes e incluso… cantaba flamenco a lo largo del
programa. Impagable, ay.
Con este
emocionado recuerdo dejo esto.
Hasta mañana.
Pepeprado
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