Es lo que parece respirarse estos días, quizás a cuenta del frio que
hace que no deja ganas ni de discutir. El gobierno sigue amagando pero sin dar
y consiguiendo que sus ministros sigan siendo unos desconocidos para el gran
público, lo que para mi gusto, no está mal. Lo mismo que no necesito ver la
cara del ingeniero que ha hecho un puente, ya que lo que me interesa es que el
puente funcione y no se caiga, no tengo el menor interés en conocerles las
caras a los ministros. Para reafirmar esta idea, la tradición me dice que
cuando te acuerdas de las caras de estos, o de los árbitros de futbol, es porque
lo han hecho fatal, los buenos pasan desapercibidos, así que a ver si estos lo
consiguen.
Los que ahora son los Otros, siguen a lo suyo, a navajearse entre sí y
a ajustarse las cuentas unos a otras. El único detalle pintoresco ha sido el
buscar otra Soraya para contraponerla a la Niña de Hierro de don Mariano. Ya
veremos cómo termina esto y cuan dura o blandita es la nueva.
Tras la mala noticias del castigo a Contador, ayer se dio otra pésima, la
muerte del señor Tapies. Ha sido un artista honrado que puede que haya a quien
no guste, pero que siempre ha hecho lo que él creía que tenía que hacer y eso
no es tan corriente. Ha sido además, poco mediático, lo que en estos tiempos, es
también rara avis. Por eso, descase en paz don Antonio.
Se ha producido una sentencia de esas que sí que nos van a influir en
el día a día. El TC ha puesto coto al uso de las cámaras ocultas, sentando jurisprudencia
sobre el tema. Esto va a hacer que las teles sean algo diferentes y dejen de
poner algunas cosas que no interesan más que a los horteras, pero siempre que
se hace una legislación así, tan restrictiva, es complicado ajustar la medida.
Poner una cámara oculta a una peluquera para ver si está titulada por
la Complutense o si es guerrillera de los rizos, me parece que es pasarse,
especialmente si lo que se consigue es demostrar que la presunta estilista,
tiene como mayor defecto una incultura manifiesta, cosa de lamentar pero que no
es como para ponerla en la picota (si empapelaran a todos los borricos que
salen en la tele, faltaría papel para ello).
Ahora bien, si con el uso de una cámara oculta, se puede descubrir a algún
delincuente o destapar alguna de esas cosas que, a veces, incluso la policía no
ha podido o querido destapar, no me parece que sea malo. La presión mediática bien
empleada puede ser un acicate para determinadas situaciones, así que la prohibición
total y sin matizaciones que ha hecho el TS, puede ser otra cobertura más para delincuentes
que se van a escudar en esta norma.
Para aclararme. No me hace ni puñetera falta que le pongan cámaras a
los jesulines para saber si comen pollo como Andreíta, o si están a régimen de
caviar, pero sí me gustaría que, por ejemplo, alguien le pusiera una cámara a
aquel concejal que desapareció de Marbella hace varios años y a quien nadie
parece querer o poder encontrar.
Dejo esto, sin olvidarme de la Maldivas. Por cuestiones familiares
procuro estar al tanto de cómo van las cosas por esos andurriales y me ha impresionado
que haya habido allí un golpe de estado dado por… la policía. En esos lugares, da
igual, policías, bomberos, o repartidores de frutas, todos valen para dar
golpes de estado. Preocupante (para mí).
Hasta mañana.
Pepeprado
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