Estamos desollando el rabo de este 2014. Cómo
andamos en días atareados. Particularmente yo, este año ando más liadete, el
pasado viernes no pide escribir. No importa, porque lo que había que contar lo
sabemos todos.
Estas Navidades son casi cómo las de siempre,
y digo casi, porque he notado un descenso en la tabarra que dan con el gordo de
colorado. Parece que este año nos han dejado más tranquilos con el invento,
aunque para compensar el cognazo faltante, nos meten a cada momento al señor Bustamante
y a su familia, que son los más cargantes e inaguantables del mundo mundial. No
sé qué enchufe tiene esta familia, pero son fijos en las teles cada día.
Lo que si es lo habitual son las
programaciones teleagresoras. La Nochebuena, cuando vi que en RTVE, no sólo volvían
a poner a don Ramón a darnos la noche, sino que además le adjuntaban la gentil bióloga
nacional, casi me da un soponcio. Naturalmente, cómo el médico me dijo en su momento,
que tengo que cuidarme, no se me ocurrió ver ni un minuto las presuntas gracias
de doña Manolita la Fantástica. El resto de las teles más de lo mismo.
No sé quién les dice a los programadores,
que en estos días la gente se vuelve gilipuertas y hay que hacerle programación
para disminuidos mentales. No me extraña que mucha gente se haya dedicado a
estudiar la vida de los castores o la construcción de las letrinas en la antigua
Roma, ambos, temas apasionantes de documentales de tronío.
También digno de pensárselo, el día de la
lotería y los dos o tres días inmediatamente posteriores. El día de autos, lo
mejor es apagar radios y teles, porque no hay nada que rascar, sólo la misma
noticia repetida una y mil veces. Ya por la tarde, y en los días siguientes,
las mismas imágenes de todos los años, con gente bebiendo champán, aun que no
les guste, y personal dando gritos a troche y moche. Me encanta saber que a la
gente le toque la lotería y les arregle la vida. Pero, esto te lo ponen continuamente
y sin pausa. Llega un momento que los afortunados terminan hasta cayéndote mal,
cómo si ellos tuvieran alguna culpa.
Por lo demás, ya están apareciendo noticias
qué, para seguir lo tradicional, son malas y a veces muy malas. Desde ayer y
hasta ahora mismo, las desgracias del ferry griego y del avión malayo. Enteramente,
parece que a aquella parte del mundo la ha mirado un tuerto, porque se les
pierden aviones cada dos por tres. Da hasta susto. Los pasajeros del ferry,
creo qué siguen pasando frio y miedo, esperemos que termine mejor que lo del avión.
Localmente, a destacar la inocentada de don
Pedro; “P.Sánchez: 'No me da vértigo ser
presidente del Gobierno, me da respeto'”. Porque no me imagino que este señor piense de verdad que puede
serlo, visto cómo está el patio, aunque cosas veredes Sancho.
En
lo chusco y tragicómico, el partido entre presuntas selecciones “nacionales”
vasca y catalana. Por lo visto, la grada celebraba los goles al grito de independencia.
Muy listos sí señor. Veríamos cómo les iba en una liga entre “sólo” sus “compatriotas”. Lo que sí es destacable, es que varios de los
que defendieron a 0la entonces llamada Roja, y qué, por supuesto, cobraron sus opíparas
primas, ahora se hagan fotos bajo su nueva bandera y ¿despotriquen? de su
pasado reciente. Allá ellos, yo hace tiempo que dije que esto no es fútbol.
Lo
último, una payasada foránea. Don Platini
quiere poner una tarjeta blanca, “que
supondría la expulsión temporal de un futbolista durante diez minutos durante
los partidos”. ¿Este, qué se fuma?
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