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lunes, 20 de abril de 2015

En peligro de extinción

Hoy prefiero dejar esas cosas que salen en los periódicos cada día y repensar en nuestro entorno.
En los últimos días han salido noticias de Málaga que no son como para tirar cohetes. A un fulano que apuñalo a un ciudadano que defendió a dos chicas que este bestia intentaba agredir en la mismísima calle Larios, le han echado siete años de internamiento, cosa qué, como que ya dije, si lo comparamos con lo que echan a los padres por darle un guantazo a su hijo respondón, no salen las cuentas.
También salió que en este paraíso tan organizado, sobran plazas escolares pero faltan, decía la noticia, “en los colegios de siempre“. Eso es tradición, donde no faltan nunca es en los colegios que se “reservan” para las élites políticas y sindicales, que haberlos, haylos. Y esto, nadie lo investiga ni intenta ponerle solución. El sistema es amontonar a los conflictivos en algunos centros y dejar otros más pacíficos en otros, que son en los que faltan plazas, es lo  usual, pero eso, a los inspectores dedocráticos que no los busquen.

Sin embargo, a mí, personalmente, lo que me llamó la atención es que, por primera vez, y quizás sin que sirva de precedente, un escribidor en periódico local, don Alfonso Vázquez, llamó la atención, presuntamente, al Ayuntamiento, sobre su actitud para con el centro.

Dice don Alfonso que este Ayuntamiento es permisivo para “carteles, farolas y todo tipo de agresiones estéticas en edificios protegidos”, e informa qué, por lo visto, en una reciente tesis doctoral, un arquitecto malagueño, ha alertado ¡por fin! que “Málaga puede terminar convirtiéndose en un parque temático del Turismo”. Esto, es lo que yo, cómo perteneciente a esa clase en peligro de extinción a proteger, habitantes del Centro, llevo tiempo, denunciando en estas líneas. Aunque ya, los que resistimos en el Centro, somos tan pocos  (cuando hay elecciones, en mi colegio electoral siempre hay más gente en la mesa que votando), al ente municipal le seguimos pareciendo muchos. Ellos aspiran a que nos vayamos y les dejemos el centro, especialmente mi plaza, sólo para festejos, chiringuitos y floreos donde puedan venir a hacerse fotos en campaña sus concejales y aspirantes a ello. Se busca un centro-escenario donde se enseñe una Málaga folclórica y falseada, donde sólo haya restaurantes, bares y museos, y donde el deseado turista sólo vea la falsa alegría del oropel y la farsa.

Quieren que nos marchemos, y lo quieren rápido, por eso se peatonaliza todo, para que sólo los coches oficiales puedan circular y los urbanitas viejos nos quedemos sitiados y sin futuro. Sólo se dan licencias a bares y restaurantes, unos junto a otros y sin que ningún inspector de los que vienen regularmente a los establecimientos tradicionales, se pase para abrir camino en calles y callejas bloqueadas por mesas y sillas ilegales.

Ya en el centro no quedan tiendas, es el paraíso de las franquicias, y cualquier cosa, por pequeña que sea, bien unos cordones de zapato o un pequeño arreglo de algo, hay que hocicar yendo al especialmente protegido gran almacén que parece patrocinado por los munícipes (por algo será). Ya me estoy quedando sin vecinos, y lo que temo, porque ya está pasando a veces, es que esto se convierta en otra finca de esparcimiento para jóvenes guiris que puedan hacer fiestas locas, emborracharse y ponerse de droga hasta el culo, cómo pasa en ciertos pueblos costeros de Cataluña, a cuyos ciudadanos podríamos traer aquí a darnos conferencias sobre sus vicisitudes.

Lo voy a dejar, con estas cosas me pongo fatal. Prefiero irme con mis nietas.

Una foto de un cartel en el que ya no se pone ni día de inicio ni de final estimado de las obras de calle Comedias, ¿para qué?.

Hasta mañana


Pepeprado

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