Qué
cada cual mira hacia donde quiere, es cosa sabida, no hay mas que mirar las
noticias. Por ejemplo, hoy, se habla mucho que en Colombia el ejercito y las
FARC andan otra vez a tiros, pero se habla poco de las niñas secuestradas por
Boko Haram, cuando en realidad en ambas, lo que está involucrada es la actuación
de grupos mafiosos. Pero claro, interesa más donde haya cercanias al petroleo,
qué lo que pase a unas pobres niñas, además son negras, con lo que parece
tienen menos derechos a llamar la atencion del “civilizado primer mundo”.
En nuestro
país, uno o varios comentaristas, llaman a estos días “el fin de una época”.
Llevan razón, pero no por el ratazo, sino por otras causas. Una, que doña Carmen
Sevilla ha entrado en un geriátrico. Con esto, se acaba un icono de varias
épocas, una mujer que se reinventó varias veces y que ha sido imágen del pais
en repetidas ocasiones. Fué hasta representante en Eurovisión, y qué se sepa,
la Agencia Tributaria nunca tuvo problemas con ella, lo que hoy por hoy, es
todo un récord positivo.
Es también
otra época, una donde los cristianos han vuelto a tiempos de Nerón y compañia,
y vuelven a ser perseguidos en muchos sitios, hasta el extremo de ser tirados
por la borda sin compasión. Incluso en este país, pomposamente llamado civilizado,
últimamente está casi mal visto serlo. Para la progresía rampante es, no solo
demérito, sino sospecha de antidemocracia. Ya sabemos que la patente de demócrata
la conceden sólo unos pocos, ellos, pero casualmente estos más parecen dedócratas
y su pensamiento único, que “todos somos
libres de pensar lo que queramos... siempre qué, lo qué queramos coincida con
sus deseos-órdenes”. Así nos va.
De lo que
todo el mundo habla, del ratazo, lo que más me ha sorprendido es que dicen
(ojo, sólo dicen y lo dicen otros, no yo), tenía negocios y cuentas en Swazilandia.
La leshe. Hay que ser espabilado para saber que allí se escapa uno de Montorio.
Lo
curioso es la fulminante actuación contra este, y la lentitud y comprensión hacia
los pujolines y otros, a ninguno de los cuales hemos visto empujados por la
cabeza por un policia. ¿Será que todavía
hay clases?
Favorecido
por este asunto, ayer el rey Gaspar se difuminó y siguió el guión; echar la
culpa a los subordinados. No a todos, sólo a los de carrera, a los digitales
los cubre con el manto de su silencio. Siguiendo con esa reordenación de
clases, estoy seguro todos estos se escapan sin dejar pelos en la gatera. Estos
son para los que hay bula, cómo el Pepiño, doña Maleni, doña Bibi, etc... cuyos
desmanes están impunes y lo estarán por los siglos de los siglos.
Tambien
pasó desapercibida la actuacion de don García
Grande ex coordinador de Seguridad de Madrid, cuando hablaba del asunto de sus
manejos con el Nicolasín.
Y no digamos, de la bronca
parlamentaria en la Junta, donde el susanísmo ya ha empezado a hacer de las suyas.
Va ser una etapa movida, el fin de otra era, la era de la tranquiidad comprada...
Pongo un par de fotos de mi plaza. Ojo al anuncio divulgador y propangandístico,
hecho en un momento muy oportuno y adecuado.
Me voy.
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