Nueva entrada

sábado, 31 de octubre de 2009

Jalogüín de los coj…

Otro año más, y cada vez más jaleado por el poder constituido, se nos cae encima la dichosa noche de los vestidos de gilipuertas. No es que tenga nada en particular contra los USA. Allá, para ellos esto del Jalogüín es una tradición respetable y por eso comparto su respeto, pero… ¿aquí?

Aquí, hemos tenido de toda la vida tradiciones hasta para echar a los guarros. Ha habido las bastantes y necesarias para que cada cual tenga la suya diferenciada sin echar mano de la del vecino. Cómo ejercicio pensante sugiero teclear en la Wikipedia la frase “Día de Todos los Santos” e ir a “Celebración”. Va a ser una sorpresa para muchos, ver que en este día las celebraciones, tanto religiosas como laicas (eso que ahora tanto importa y es tan imprescindible ser) son múltiples y diversas, y van desde salir al campo hasta comer gachas en familia. Con esto, esa necesidad perentoria e imperiosa para ser guay de “no continuar siendo cristianos” se puede satisfacer incluso comiendo boniatos, pero eso no parece ser bastante.

En unos tiempos en los que los pequeños ciudadanillos que van al cole no tienen la menor intención de aprender demasiado, ni sus papás lo necesitan (para el casting con que vociferen basta), es además de todo una incongruencia manifiesta, que se ponga tanto ardor en la celebración de una tradición yanqui. Yanquis a los que por cierto, hasta hace dos días el mismo poder que ahora les babea, denostaba y criticaba cómo exultante muestra de progresía hiperbólica.

Lo peor del asunto es que la cosa es infecciosa. La neotradición se está contagiando a gran velocidad, a mayor incluso que la vaporosa gripe multinumérica, y ayer mismo vi a una serie de jubiletas de esa edad que se supone respetable, haciendo el ganso invistiéndose y revistiéndose de jalogüineros de pro. Aparte de estar de un ridículo de caerse de espaldas, la situación era cómo mínimo patética. Unas señoras y señores de más de 70 u 80 años haciendo el gilivainas no es un espectáculo reconfortante. Pero, ellos y ellas estoy seguro que pensaban que estaban la mar de modernos. Pobres.

La cosa ha variado. Se ha conseguido. La gente se ha adocenado y ha abandonado definitivamente ese noble arte del pensar por sí mismo.

No hay intención de recordar a los fallecidos familiares, si estos lo han sido con posterioridad al año 36 y en sus camas o por accidente. No hay ganas de pararse a pensar y recapacitar en “nuestros” problemas, en los propios. No hay propósito de mantener ninguna tradición que recuerde que este país tiene varios siglos de existencia. Hay, sin embargo, afán de demostrar que se ha leído algún folleto o fascículo sobre algo foráneo por aquello de que lo que viene de fuera es la repera en patineta y lo de aquí nefando e inútil.

Si a todos esos mamoncetes que se visten de cosas raras, se les pregunta por qué lo hacen, no tienen ni pajolera idea sobre de qué va el asunto... Sólo saben que hay que consumir, consumir de forma ininterrupta y compulsiva para demostrar que se tiene más que el de al lado. Se visten de cosas de las que no tienen ni idea que significado arrastran.

El disfraz generalizado es sólo un trasunto del país. Este país va ahora eternamente disfrazado. Nos disfrazamos de prógres, de expertos sommeliers, de gastrónomos de la exquisitez, de pacifistas de pacotilla, de…, de casi todo menos de españoles de los de siempre. Respetar una tradición te hace sentirte vigilado, te miran de reojo e incluso te pueden llamar retrógrado, aunque el que te lo llame, no sepa que significa la palabreja. Con esto, aspiramos al marchamo de europeístas y algunos en particular suspiran por el Nobel de la Paz y otros por la Presidencia de la UE.

Vale. Si esto es lo que hay, continuemos, pero, metidos en tradiciones, creo que mejor que vestirse de Drácula venido a menos, siempre será mejor decantarse por los buñuelitos y por los huesos de santo. Eso sí que es una tradición que hay que conservar a todo trance. Aunque engorden.

Hasta el lunes, que ya será, incluso, otro mes.

Pepeprado

No hay comentarios:

Publicar un comentario