Es sábado, día de reflexión semanal. Los portavoces del régimen (léase periódicos) se aletargan. Sólo una muy leve referencia para la ministra doña Salgado, que dice (muy bajito y en viernes para que se la vea poco) que la crisis que no existía, va a durar hasta el 2001 “…con caídas importantes del PIB y tasas astronómicas de paro y de déficit”. A pesar de esto, la inefable señora dijo que ella tiene un plan de estabilidad, es decir un plan para que la cosa se quede como está (de mal). Lo que no sé, es si ha sido casualidad o la ha traicionado el subconsciente, cuando ha dicho que lo malo acabará allá por el 2011, es decir más o menos cuando va a haber elecciones. Cada cual que piense lo que quiera.
Evidentemente lo de ignorancia no va pues, por estos aventajados ministros y portavoces que lo saben todo. La ignorancia a la que me refiero es a la mía.
Me hace feliz saber cuan ignorante soy, porque así cada día aprendo algo nuevo. Ignorante en la segunda acepción del diccionario, es aquel que “desconoce algún asunto: ignorante del protocolo necesario”, lo que no es denigrante, ya que desconocer o ignorar, tiene una bella contrapartida; aprender. Para eso estamos.
Ayer tuve una invitación para ir a ver la exposición de microrrelatos de “Paréntesis”, c/ Santa María 1, 1D. Confieso que no tenía ni idea sobre qué iba el asunto, pero tengo la suerte de conocer gente que sabe de muchas cosas y por eso fui, entre otras cosas a que me enseñaran. Conocí (o mejor, reconocí) en persona a mi amiga Ana, y en dos minutos me lo explicó. Relatos de menos de 250 palabras, sin cortapisa de tema o estilo, que tengan interés, y se exponen directamente colgándolos en la pared a la altura de la vista para ser leídos. Punto.
Mejor explicación y más clara imposible. Tras esto, leí casi todos (ya volveré para los que me faltan en día sin presentación y copeteo), y efectivamente, eran un ramillete que tenía la virtud de la variedad y la brevedad de los textos para no asustar. Me gustó. Tanto, que hoy, para intentar demostrar lo aprendido, me voy a atrever a insertar un microrrelato mío, propio y recién nacido.
“Se le quedó la boca seca. El paladar convertido en cartón. La mente alborotada y los sentimientos alterados. Era una noticia terrible. No tenía forma de encajarla con un mínimo de elegancia y discreción. Si hablaba de inmediato podía perder su buen nombre y el respeto de muchos al desbarrar sin freno. Se obligó a pensar y a recapacitar, y tras hacer aquello tan simple pero tan eficaz de contar hasta veinte (¿porqué veinte?, se preguntó), le llegó como un ramalazo
Esa reflexión le hizo dar un respiro, lo alivió y le hizo ver la vida con otros ojos. Quizás no estaba todo perdido, quizás se olvidarían, quizás pasaría al Cementerio de las Ideas Perdidas.
Tras lo del tabaco y otras prohibiciones, un mundo sin Gintonics habría sido insoportable”.
Gracias Anita. Aquí está, 180 palabras, 877 caracteres. Una reflexión sobre algo posible en estos tiempos de democráticas prohibiciones. Para quien necesite un título; Un mundo sin GTs.
Ni H.G. Wells y sus guerras entre mundos, ni Orwell y su Gran Hermano que todo lo controlaba, nos han avisado bastante. Ahora las nuevas policías del pensamiento se encargan por nosotros del tráfico, de lo que podemos comer, de por dende podemos circular y/o aparcar, de lo que podemos fumar, y de lo que podemos oír. Ahora son las sgaes, los perenavarros, y las bibianas las que intentan controlarnos. Algún día intentaran quitarme el GT. Espero no llegar a eso; me obligarian a tomar medidas, quizás, ¿pasar a la clandestinidad?, ¿a mi edad?
Hasta el lunes.
Pepeprado
Gracias a ti por acercarte Pepe.
ResponderEliminarHa sido un placer conocerte y engancharte para que te inicies con los micros... jejeje...
Ayer, lo pasé genial. Me encanta reunir a los míos para hacerlos partícipes de mi mundillo y mis chalauras...
Algunas son tan bonitas...