Acostumbro a hacerlo mucho. Eso de despistarme y no saber en qué día ando, es normal en mí. Ayer decía que estábamos en la mitad de la feria y era totalmente incierto, la estamos acabando. Está bien eso de que se acabe, así es mejor.
Ayer eché un día de feria bueno… porque me fui a la playa. Después, los toros. No sé que estarán diciendo los gurús de los periódicos, pero como estos están mediatizados por las entradas gratis y otras prebendas, seguro que estarán echando la culpa a los toreros. Yo, cómo me pago la entrada, puedo decir la verdad; la fiesta se llama “de los toros”, no de los toreros, y si no hay toros no hay fiesta. Así, de claro y así de fácil.


La de ayer, como todas; un muermo.
Ni siquiera Hermoso de Mendoza y sus caballos consiguieron alegrar a eso que le echaron, a los que no me parece bien llamarlos toros.
Castella y Perera, sin pena ni gloria. Entresaco fotos por su plasticidad pero que no engañen a nadie, para coger un momento bueno había que echarle paciencia. Mientras tanto, el que ha escogido los toros, toreando por ahí.

Hasta mañana
Pepeprado
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