Antes de entrar en materia, un vistazo a la humanidad plasmada en los papeles. La verdad es que casi todo sigue igual, por ahí fuera siguen matándose; a Mubarak le van a cargar todo lo que haga falta cargarle; en Argentina ha barrido la viuda; del resto de las cosas, todo igual. Lo dicho, la vida y las muertes siguen “con toda normalidad”.
Por este país, también seguimos haciendo el animal. En Xátiva, que antes se llamaba Játiva y no pasaba nada, un toro, Ratón, ha matado a un hombre (otro) en sus encierros, pero a pesar de eso, el toro más cotizado para ese tipo de fiestas es precisamente este, Ratón, un animal que ya ha matado a tres personas en cinco años. Que conste que no le echo la culpa al toro, él sigue su instinto ancestral y se defiende. Los bestias son los que pagan más, hasta 15.000 euros, por ponerle carne a la vista y después lloran lágrimas de cocodrilo cuando palma un vecino corneado. Habría que ver cómo están esos cuernos repartidos.
Nuestros enviados a la JMJ, Prendimiento y Mena ya han salido, entre ellos mi amigo Ramón y compañía, a los que deseo lo mejor y que después ya nos contará. Por cierto todos esos ofendidos por esta celebración, callan como rameras el hecho de que una concentración humana de este calibre no provoca ni altercados, ni comas etílicos ni insultos gratuitos. Lo escribo por esos indignados que han programado una airada contramanifestación pero que no hicieron ninguna en, por ejemplo, el Día del Orgullo Gay de Madrid. Madrid, paradigma del desmadre. Cosas de la imparcialidad.
En realidad como ya ha empezado el fútbol, la crisis ya ha pasado. Aquí, el Divino Moro ha metido su patón particular. Con su nuevo director técnico corren peligro hasta sus presuntos pozos petrolíferos. Allá él.
Realmente lo más importante que hay es esto; “Los chinos no son amarillos”. ¡¡¡Uff!!!, ¡Qué descanso! Encima dice la noticia que “parecen más de los 1.350 millones que son”. Vale, esto debe ser para acoxonarnos.
A lo que vamos; la Feria. La empecé, cómo no, el viernes noche en el MR1 con los amigos y lo pasamos bien, o al menos eso me pareció a mí. El sábado la del centro empezó y como siempre hubo mogollón de gente… en la Plaza y calle Larios. El resto de la ciudad parecía estar ausente de este espíritu. Habría que felicitar a aquella alcaldesa que decidió cargarse esta feria; lo ha conseguido, ha cambiado una feria del centro, preciosa, en un remedo de botellón en el que casi ni suena música popular. En eso tiene bastante que ver la SER que es la que parte el bacalao en la plaza y que se decanta por el bacalao. Ellos sabrán.
Ayer, domingo, más de los mismo, pero más tarde, porque muchos, entre ellos yo, nos fuimos antes a la playa.
En fin, normalidad. Pongo fotos del entorno de la caseta del Central para dar ambiente y dejo esto.
Hasta mañana.
Pepeprado
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