Sigo pensando en eso de dejar de leer los periódicos para conservar el
ápice de salud mental y frescura de ideas que me pueda quedar. Para empezar por
el principio, ya hoy no he querido saber cuántos se han muerto y matado en este
último día, y será casualidad, pero me siento mejor, a pesar de tener el
edificio donde vivo tomado por los escayolistas y electricistas para cumplir con
las normas de previsión municipales.
Por eso, al no tener ni idea sobre lo que ha pasado, he podido dedicar
un ratito a pensar en los recovecos mentales de los directores de programación de
las teles actuales.
No hace tanto tiempo, se cuidaba que (al menos) en las cadenas nacionales,
eso de la programación navideña. Se iba
a películas tiernas, a lo Frank Capra y su bello vivir y en los horarios más
infantiles, películas de dibujos alegres y festivas.
Hoy no, hoy se ponen algunas cosas que dan que pensar. La cantidad de
asesinos, psicópatas y violadores que se apostan en nuestras pantallas para
plancharte la mente, es inenarrable. Ayer y el mismísimo día de Navidad, la
cantidad de tiros que había en la caja tonta, era respetable, más bien exagerado.
Lo de la buena voluntad y los pensamientos agradables y solidarios se ha
quedado en el pozo del olvido.
Si hablamos de los dibujos animados, la cosa se pone todavía peor. Lo
más habitual son esas series falsamente alegres de los Simpsons y similares que
por su apariencia dibujística pueden parecer apropiadas para los nenes, y a veces
son las reinas de las pantallas. Ni hablar de los juegos y videojuegos actuales,
donde lo de simplemente matar al enemigo se ha quedado corto, es para caerse de espaldas. Lo menos que se ofrece,
es asesinar con gozo y alegría. Tarantino se queda a la altura de una babucha con
sus asesinos sádicos, comparándose con algunos de los video juegos del momento.
De sexo, mejor no tocarlo, a la total disposición y a cualquier hora de
adultos y nenes, la selección de tetámenes y húmedas bajeras, es algo así como
las rebajas; muchos por el precio de uno.
Por esto, casi cada día, mi refugio televisivo son el Saber y Ganar y Cifras
y Letras, para aprender de gente que sabe y gana un puñado de higos por
derramar su sapiencia y lo del Millón que no es un millón para ver cómo gente
que no sabe donde tiene la cara se lleva un pastón así, por la ídem. Otros como
ruletas y cosas así, no me siento con fuerzas para resistirlos.
En fin, una vivencia mediática poco variada, pero es que hay que ir ya
mirando por las neuronas restantes y ver algunas cosas, te puede matar algunas
de ellas.
Me voy, tengo turno de abuelo y eso es sagrado.
Hasta mañana.
Pepeprado
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