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miércoles, 8 de octubre de 2014

De cursillos exprés

Con la que está cayendo, lo que pase fuera ya ni nos llama la atención. Lo peor es saber que Romario y Bebeto, son senadores y que pueden serlo otros peloteros de vida no muy ejemplar. Me da yúyu pensar que aquí pueda cundir el ejemplo y algún lumbreras llegue a algo.
Lo gordo lo tenemos ya aquí, en casa. De todo, lo más importante es la cantidad de cursillos exprés que nos están inyectando en vena todas las televisiones del país. Aparte conseguir que todos, presuntamente, estemos con las carnes abiertas y que miren con desconfianza a cualquier criatura a la que se le escapen un par de toses a destiempo, en realidad, todo esto es, cómo es habitual, sólo un ejercicio supremo de hipocresía.
Por un lado, tenemos un exceso de celo que nos lleva incluso a perseguir al pobre perro de la enfermera, perro que ya huele a fiambre sin que nadie sepa si el animalito tiene alguna culpa en algo, y por otra parte, seguimos haciendo ese ejercicio de hipocresía nacional que tanto gusta ahora.
Ponemos a parir de un burro a ministras, médicos y a cualquiera que se cruce en el camino, queremos que en los aeropuertos pongan en cuarentena al que tenga mala cara, sin pensar que es posible es sólo que el tío es feo de su natural, pero, ¡ay!, como no es políticamente correcto, nadie se plantea qué lo de las pateras es un coladera de gente que no se sabe de dónde vienen ni qué condiciones sanitarias traen.
Tengo un profundo respeto por esas pobres gentes que arriesgan su vida pensando que llegan a este paraíso, pero hay que reconocer, qué, el riesgo de contagio en ellos es más evidente que en un habitual de la cadena Jilton o de un crucero de lujo.
Pero, claro, a ver qué político más o menos progresista se atreve a poner en cuarentena a estas criaturas. Inmediatamente sería tachado de inhumano, retrogrado y racista. Electoralmente es más rentable conseguir defenestrar a una ministra, aprovechando que no vale un duro y es torpe a reventar, que arriesgarse a mentar la soga en casa del ahorcado. Por cierto, que en el furor de la batalla, se ha dicho de esta última, que “es la peor ministra de Sanidad de la historia”. Es mala ministra, además tiene mala suerte, pero yo recuerdo a otras ministras y ministros, (alguna nos cae muy cercana), que ya, ya.
Otra que se ha lucido es doña Soraya, la superviviente, la otra está perdida, que defiende sueldazos eternos para jubilados de lujo.
Y la inJusticia, esa que no consigue meter mano a defraudadores, pero que aceleradamente ha fusilado laboralmente a un juez que se metió con algún “importante” (qué por cierto está imputado por los cuatro costados pero nunca hay tiempo para juzgarlo. También ha empapelado y va a meter en la cárcel al ex alcalde de Jerez, don Pedro Pacheco, y no nos engañemos, sólo por una frase, por  decir que “la justicia es un cachondeo”. Eso no se le perdona.
En Málaga, ya detienen a impresentables que traficaban con pornografía infantil. Ahora, que no haya quién los “comprenda” y los ponga en la calle en tres días.
Los sanitarios, aprovechando el rio revuelto actual, vociferan un poquito más.
Un señor, don Peñarroya, que en principio quiso comprarse una cofradía para su mayor gloria personal, ahora, cuando en vez de votarlo lo botaron, ha llevado a juicio a la cofradía y le reclama más de 1,5 millones. Será por destitución inesperada, un nuevo concepto judicial.
Y lo último, los medios afectos, ya están coreando la conversión de calle la Victoria. No hay cómo ser agradecidos.
Foto de mi plaza, hoy, día de la banderita y me voy.
Hasta mañana
Pepeprado 

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