Enhorabuena
a los profetas del desastre que habitan entre nosotros. Cómo lo del ébola de
andar por casa ya parece estar semi controlado, y ya, hay quienes se han erigido
en portavoces oficiales de la enferma, que firman exclusivas y exclusividad, aquí
hay poco que hacer. Entre estos portavoces, el marido, que a mí me parece que
no es muy de fiar, ya está pensando en pedir cuentas por la muerte del perro.
Habrá que esperar y ver si, cuando la enferma mejore, esto no se convierte en
un festival mediático.
Pero
lo dicho, cómo con esto ya solo queda esperar, los profetas de la negritud necesitaban
algo para poder repicar a muerto. Lo han encontrado en una recesión puntual de “todas”
las bolsas del mundo mundial. Sólo con esto, ya hay decenas de apóstoles del
desastre circulando por radios y teles profetizando todos los males del mundo,
una vuelta al hoyo, una demolición de este estado y una debacle de la economía.
La prima, la dichosa prima, que mientras ha estado bajando nadie ha querido
mencionar, ahora, cómo ha subido (ojo, a 165, no a 600 cómo estaba antes), ya
son felices, ya pueden pronosticar que van a empezar los suicidios masivos.
Con
estos medios, no sé cómo no estamos llorando continuamente por los rincones.
En
el asunto de los escándalos, siguen saliendo cositas para aderezarlos. Se ha
sabido que el seráfico don Cándido Méndez, supo de los enjuagues de UGT-A ya en
1998… y se calló. Ahora, no está legitimado para decir ni pió. No creo en la
candidez de don Cándido.
Lo
que sí es cómo para echarse a temblar, es que doña Susana I, la Emperatriz del
las Ppromesas, ahora quiere, nada más y nada menos, que un Banco Andaluz. No quiero
ni pensar los enjuagues que iban a tener su feudo en este invento. Seguro, que
si este banco surge de la nada, servirá sólo para atender a las cuentas de la
Junta, de algunos partidos y de sindicatos de clase (de clase alta, se entiende).
Desde luego, no considero a ningún andaluz de a pie, de los que pagan
religiosamente sus impuestos, dispuestos a meter sus menguados dineros en un
banco gestionado, aunque sea tangencialmente, por la Junta y sus secuaces.
Me
voy, pero antes una queja, lamento o pregunta sin respuesta. ¿Qué hemos hecho
tan mal, el común de los españoles para estar obligados a ver y oír hablar, o
mejor mascullar, en todos los telediarios y radios, en catalán?. Ya estoy hasta
donde no quiero decir de los subtitulitos de las narices. Que ellos quieren
hablar en catalán, encantado, pero que los hablantes en la lengua mayoritaria
del estado tengamos que estar continuamente traduciendo sus chorradas, me parece
que no es justo. Sugiero que los media no pongan este tipo de declaraciones, así
descansamos y los dejamos a su aire. Claro que pedirle responsabilidad a los medios
de comunicación actuales, es aquello de las peras y el olmo.
Hasta
mañana
Pepeprado
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