Por
ahí fuera, el lío de los chinos que quieren ser menos chinos, las tribulaciones
de doña Dilma, que va a tener que ir a otra vuelta de elecciones, y
especialmente triste, lo descubierto en Méjico, donde han aparecido los
desaparecidos, en una fosa y aparentemente quemados vivos. Terrible.
Por
aquí, que es donde más nos duele, nos siguen dando la coña con el 9 de
noviembre y el ramito de violetas que don Arturo quiere recibir ese día, aunque
a él, le gustaría más recibir muchos ramitos.
Ahora,
dicen que “decidirán antes del 15 de
octubre, si el asunto del referéndum sigue o no”. Hay incluso algunos de “los suyos” que salen
por peteneras, unos dicen que no ven garantías democráticas, otros, que dejan
en libertad a los suyos, etc... pero lo único tangible, es que al resto de los
españoles nos siguen machacando y haciéndonos ver los telediarios a base de
leer subtítulos mientras los responsables graznan en todos los reportajes.
En
el lio de las tarjetas de los jetas, hay quienes andan intentando encontrar la
cuadratura del círculo (vicioso) y exonerar de culpa a los que se han gastado
los dineros de los demás. Algunos quieren que la culpa sea sola y solo… de los
que han emitido los plásticos. Dicen que los que han gastado no sabían nada de
ilegalidades, o sea, que es normal que te den una tarjeta y nunca te lleguen
los cargos. Yo he debido tener muy mala suerte, porque cada vez que lleno el
coche de gasolina, o pago en un restaurante, me llegan los cargos como un
clavo, no se pierde ni uno.
Uno
de ellos, el inefable señor don Arturo Fernández, eximio líder de los
empresarios, ha dicho muy indignado y digno; “Voy a devolver los 37.000 euros hoy mismo”. Este es un hombre de
suerte, porque aparte de haber sido agraciado con una de esas tarjetas, también
tuvo la gran fortuna de qué, cuando no había un duro, Bankia le prestara a él, “dos
millones”, además de cobrar cómo consejero. Un hombre con un destino.
Mientras,
los políticos, a lo suyo, a desvariar. Están especialmente aguerridos los que
se consideran a sí mismos, salvadores de esta democracia. Uno don Pablo Iglesias 2, está que se sale. Ya
ha dado su receta para el futuro; “El PSOE
tendrá que elegir entre hacer presidente a Rajoy o a mí”. Encima, les dice
que hagan lo que hagan, incluso si pactan con él, están perdidos del todo. Así
les da ánimos.
Otro
que tiene un problema es don Pedro I.
Cuando se le calienta la boquita, se pone a desbarrar. Lo último ha sido querer
planchar el Ministerio de Defensa, seguramente para pasar sus actividades al de
Igualdad o al de Agricultura y cambiar los cetmes por varas de nardo y… llamar
a su añorada dona Bibi. Este hombre, al que se le presuponía inteligencia y
templanza, está desmadrado. Se ha sumado al estilo zapaterísta y lo promete
todo. Busca ese mundo feliz que Aldous Huxley buscaba y cantaba, donde los
perros se atan con longanizas y los seres humanos se quieren a morir. Alguien debería
decirla a este ciudadano, que no todo el monte es orégano y que el ser humano
está bastante descacharrado.
Mejor
terminar, porque otras cosas parecen menores, como que el pederasta vaya hoy a
una rueda de reconocimiento que ya se sabe va a ser impugnada por las defensas del
angelito, o que se haya sabido que al Banco de España ya le llegó el tufo a
podrido sobre “el Olegario” en 2007, aunque,
claro, que en aquella época nadie quiso saber nada.
Otro
día tengo que hablar del fenómeno Torrente, pero hoy, lo dejo.
Hasta
mañana
Pepeprado
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