Hay que ver lo
que está dando de sí aquella crisis que el berenjena al mando entonces negaba con
cara de pánfilo y a la que su ministra de la cosa ponía brotes verdes cada dos por tres.
Menos mal que no existía. Todavía hoy se están descubriendo algunos de los
motivos por los que hemos llegado a donde estamos ahora. El ex ministro Sebastián, ese que aun me debe a mí, una bombilla, el que iba a quitar la corbata a los diputados
para arreglar las cuentas y a poner neumáticos chinos que no existían, antes de
irse concedió a un amiguete que había trabajado para él, 2,8 millones de
euros por la vía de urgencia en vísperas electorales. Todo para un trabajillo
de asesoramiento en materia fotovoltaica, que es un tema en que los abogados están
muy puestos, valorando la hora de trabajo a 300 euros, naturalmente más IVA,
que en eso son muy legales e incluyendo entre las prebendas del bufete, viajes
en clase preferente del AVE. Para que las cosas les duren, les ha firmado un
contrato por cuatro años. Con estas cosas no me extraña que estemos más
hundidos que el Costa Concordia. La gran pregunta es; ¿de verdad no se puede
meter a este en la cárcel por malversación de caudales públicos?
Ya seguiremos enterándonos
de estas últimas subvenciones, porque algunas cosas siguen a su ritmo, por
ejemplo el asunto de los premios de cine. En lo que va de año (un suspiro) ya
se han repartido varios de ellos, el último ayer mismo, con gala incluida a
todo tren y reparto de premios entre los mismos. Habrá que preguntar como en
aquella canción… “de dónde saca para tanto como destaca”.
El despilfarro es
generalizado, aquí mismo, una alcaldesa, la de Manilva, ha reconocido que sus
currantes municipales se llevan a casa de todo, maquinas de escribir, impresoras,
ordenadores, tarros de limpieza, etc.… e incluso llenaban los depósitos de
gasolina de sus coches privados, con la Visa municipal. Una de las preguntas es, para qué necesitan los munícipes de Manilva una Visa, porque, que yo sepa, aquello
no es Nueva, York, no creo que, haga falta una infraestructura financiera
descomunal para eso que se llama “llevar las cuentas”. Desde luego algo se tendrá
que hacer, porque la ínclita alcaldesa ha reconocido tan tranquila que, de 1.000 sillas
compradas para unas fiestas, se llevaron (desaparecieron) unas 800. A ver si algún
día nos enteramos de algo.
Para esto, es
urgente que “arreglen” el Código Venial, y no permitan que los sinvergüenzas campen por sus respetos. Que no pase, por ejemplo, esto, que un desalmado que según
el juez está demostrado que abusó de su sobrina ¡de seis años!, de forma
repetida y atropellando la confianza de toda su familia, lo despachen con sólo a
tres años de cárcel y a pagar una indemnización de 10.000 euros. Esto es ridículo
e indudablemente no tiene ningún efecto disuasorio sobre sus semejantes.
Una pena, así nos
va. Con esto, yo me voy, hay cosas que hacer.
Hasta mañana.
Pepeprado
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