Hace un rato y por casualidad he escuchado en una radio (no se cual, ha
sido al pasar) uno de los más sensatos comentarios sobre accidentes que nunca oí
en público. Comentaban sobre el caso del Concordia, y decía el que hablaba, que
la naviera tenía que afrontar la responsabilidad, “no por el accidente en sí
mismo, sino por haber dado el mando del buque a este impresentable”. Por ahí
arde el puro. Esta es la vía de la búsqueda de la verdad, y es aplicable a
navieras, compañías aéreas, de trenes y de cualquier cosa en la que los humanos
nos metamos para ser transportados o las más de las veces acarreados de un
lugar a otro. Me da en la nariz que este capitán con pinta de chulo de playa ha
tenido que obtener el puesto por afinidad o familiaridad con alguien. Será
sobrino de alguien que mande en Costa Cruceros, seguro.
Esta de buscar el origen, sería una forma de buscar la justicia, e indudablemente
mejor que la de echar la culpa al primero que pase, amparándose en unas leyes
que las más de las veces, al menos en este país, sirven más para encubrir que
para impartir justicia.
Sería la manera de que se supiera de verdad que es lo que pasó con el
accidente de Spanair, con los trenes del 11M y con tantas cosas de las que
nunca sabremos que pasó. Mientras se busque un cabeza de turco y se conforme al
personal con esto, se irán escapando por la puerta de atrás los chorizos y los
asesinos, impunemente y por la cara.
Lo que no se puede conseguir con esto, es que la sombra de la sospecha
flote por doquier. Así, me ha resultado sorprendente, enterarme, ahora, a toro
pasado, que la mamá de uno de los absueltos en el caso de Marta, es “alto cargo
del PSOE sevillano”. Con los precedentes que tenemos, es de lo más natural que
la mosca se pose tras mi oreja, máxime cuando todos los medios han tenido tan
exquisito cuidado en ocultar este extremo.
En un futuro muy próximo,
veremos otra muestra de esta imparcialidad. Hoy empieza el primero de los
juicios previstos contra el antes proclamado Súper Juez, ese que decidía quien
era culpable o no, simplemente en función de su particular olfato. Los medios
siguen apoyándole diciendo que se le juzga “por intentar parar las
investigaciones de la memoria histórica”, lo que no es cierto; está acusado de
pasarse las leyes por la entrepierna y alterar la norma a su gusto. Al final,
no se le juzgará y milagro será que no expulsen del país a los que han osado enfrentarse
a él. Ya ha conseguido que en NY hayan archivado una querella al señor Botin
por los pagos que le hizo, y ahora anda recurriendo a sus propios jueces. Lo
más gracioso del asunto es la razón que argumenta para recurrir a los jueces,
señores Varela y Marchena; “duda de su
imparcialidad”. Que este señor hable de imparcialidad es para mondarse. Él
ha impartido, (rectifico, impuesto) su justicia dependiendo del color que él
mismo decidía y la vara de medir de este señor es una de las más “originales”
que se puedan ver. De todas maneras, esto de esperar que haya justicia es algo
a lo que ya ni siquiera aspiramos, solo esperamos que no nos atropelle a
nosotros mismos.
Hasta mañana.
Pepeprado
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