No No hablo de ese de los políticos que cada vez que hay unas elecciones
nos prometen el cambio, después el cambio del cambio, más tarde el recambio y
así indefinidamente.
Hablo del mío personal, haber dejado de leer como obligación las
noticias de los periódicos y dedicarme a leer otras cosillas. No hablo de las
lecturas que podemos llamar “importantes”, esos libros que nos ayudan a echar
la vida adelante y que nos van conformando un pequeño poso de conocimientos. Me
refiero a prestar atención a algunos anuncios y a algunos recortes de esos que
nos caen en las manos casi sin buscarlos.
Y como me va bien, y encuentro cosas curiosonas, las voy a compartir,
para cumplir dos objetivos; el propio de compartir y el de repensar en ellas.
En una de esas miradas casi distraídas he leído un pensamiento de don
Jacinto Benavente, que ya por el autor es garantía de calidad;
“las personas inteligentes y prácticas, sólo hacen
el mal que les conviene. Dios nos libre de las personas de pocos alcances que
hacen el mal aunque no les convenga”
Si lo miramos y lo pensamos, seguramente le pondremos cara a algunos de
estos que conocemos, aunque don Jacinto, que debía ser buena persona, olvidó
incluir a esos que hacen el mal simplemente porque son gilipuertas y no tienen
ni idea de lo que llevan entre manos. De estos, ejemplos a patadas.
Otra cosa. Acabo de releer por casualidad uno de mis artículos de
Frente a la Tribuna de hace bastantes años. Allí hablaba de la Feria del Centro
y de cómo se la estaban cargando. Pues bien, lo clavé. Hoy, al leer los
titulares de la prensa veo que van a darle otro palito a la burra. Lo de la
prohibición de las barras de alcance no es la solución, ya que las barras no
son el problema. El problema es a quién se deja que haga lo que le da la gana y
el inicio del problema vino cuando hubo que “desmontar” la del centro para
justificar una pasta gastada en el Cortijo. A partir de ahí, con el acoso
indiscriminado y la dejadez del sistema en manos de los impresentables, el
asunto se ha ido muriendo. Lo de ahora tiene que verse, pero no es la solución.
Volver a los Coros y Danzas por decreto no es la forma de combatir el botellón.
Dejo esto, porque traerá cola y habrá que hablar más de ello y me voy,
no sin antes pararnos a pensar sobre “lo de Vélez”, donde según una noticia,
han sancionado a 40 vecinos por orinar en la calle aunque ya en Diciembre el
ayuntamiento “advirtió” a 170 personas por lo mismo.
¿Qué pasa en Vélez? ¿Es que hay una epidemia de incontinencia urinaria,
o ¿es que los veleños y veleñas son de pis fácil? Enteramente parece que ha
entrado dolencia contagiosa que activa la micción incontrolada, aunque a mí me
parece, que lo que está pasando en Vélez, (y que pasa en todas partes aunque
sea sólo el Ayuntamiento veleño el que ha enfrentado el problema) es que falta
educación ciudadana. A los que leímos y digerimos aquel librito de las Normas
de Urbanidad, esto no nos pasaba, pero claro, aquel librito no era progre… era
represivo.
Hasta mañana.
Pepeprado
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