Segundo día por estos
lares. Esta mañana tempranito nos fuimos para Karlovy Vary, pero no como los
turistas de reglamento, sino en plan pueblo local; nos fuimos a la estación de
autobuses, sacamos un billete como los del país y ¡ale!, para allá.
Es bueno esto de ir
como los ciudadanos de a pie para ver el país sin que te lo “coloquen” a gusto
del guía de turno, qu4e generalmente como ya está hasta el moño de su ruta, o
bien te lo larga mecánicamente o a veces te encaloma unas historias que yá, ya.
En fin, a lo que
vamos. K-V es una ciudad pequeñita, coqueta y con mucho sabor, pero en el día
de hoy, los grajos volaban pero que muy bajos, y consecuentemente ha habido
momentos en que las narices se resentían. El día ha sido bueno, y hemos visto
lo que había que ver, bebido el agua reglamentaria y andado todo lo que ha
hecho falta.
Antes de que se me
olvide; a este país se puede venir. Dejan echar un cigarrito en los
restaurantes, se come bien, los precios son razonables y… tienen muy buen café.
¿Qué mas se puede pedir? Son un poco serios, pero ellos sabrán lo que han
pasado.
Pongo las fotitos. La
primera, una vista desde el autobús en el camino. Otra de unos hermosos patos
que tienen que tener el pecho de hormigón para estar en esas aguas. Una de una pérgola
guapísima y otra de un contraste entre el agua que sale caliente y el grifo que
está congelado. Tras esto, una cabina encantadora, el rito de beber las aguas y
finalmente mi Maru con un amigo de toda la vida.
Me voy, mañana será
otro día.
Hasta mañana.
Pepeprado.
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