Como siempre, esta mañana temprano he echado un somero, muy somero, vistazo
a eso que llamamos la prensa diaria. Entre toda la marea de noticias presuntamente
importantes, entre las que hoy domina la feria de vanidades de Fitur, me
encontré con otro impacto que habla de la Educación con mayúsculas, es decir de
esa educación oficialista que nos está llevando a la cola del mundo en instrucción
y calidad.
Ahora, por si la grey presuntamente
estudiantil no estuviera lo bastante entre algodones, se va a nombrar un “delegado
de clase” entre los papás de las criaturas. Esto es, una especie de comisario político
en cada clase, para que intervenga en las disputas entre los sufridos
pezqueñines y los malvados tutores. Así, cada vez que el tutor piense que al
borrico de turno hay que castigarlo, tendrá que elevar instancia solicitando
permiso a su comisario para no ser mandado a un gulag por querer ser tan infames,
malandrines e ignominiosos en su trato con los futuros premios Nobel de este sufrido
país. Con esto, la decisión sobre los estudios, pierde otra capa de autoridad
de los enseñantes, a los que se les presupone han hecho una carrera y varios cursos
de perfeccionamiento para ejercerla, para dejarlas en manos de quienes en su mayoría
son (como mínimo), aficionados en la materia. Otro palito a la burra del desconcierto.
Y menos mal, que ya no está doña Bibi al mando, porque con esta, el asunto se
complicaría aun más, habría que sexar a los tutores para ver si sus
inclinaciones biológicas influyen en sus decisiones.
Para empezar a aclarar esta situación,
habría que explicar claramente a la ciudadanía, que los nenes van al cole para
ilustrarse, para adquirir conocimientos; para el asunto de la educación, están
en primera línea de fuego los valores que al pequeño saltamontes se les
inyecten en casa y con el clan familiar de actuantes. Si en el hábitat natural,
el ambiente no es lo más adecuado,
aunque manden al pollo a Harvard, el asunto de la educación, seguirá siendo un
imposible. Mientras esto no se aclare, seguiremos liderando esos informes Pisa,
pero por la parte de abajo, que es lo nuestro.
Me he despistado con el
asunto. Lo que quería decir desde el principio, es que tras este desvarío
mental, al ir al footing bancario, he visto en un escaparate uno de esos cartelitos
que tanto me encantan. Lo pongo para que se vea que las patadas al lenguaje siempre
son superables, por muy bestia que nos parezca lo ya visto.
Por si nadie se entera, ya sé
que es difícil, este Mango de Aspiración Inteligente, es uno de esos chupones
que se ponen en las bañeras para agarrarse y evitar resbalones innecesarios.
Cuando todavía estaba digiriendo lo de la aspiración “inteligente”, me quedé
sin habla al enterarme que el cacharro es un “apoyo asombrante”. ¡¡¡ La lessshe
!!!
Desde luego, asombrante si
que lo es. A mí personalmente, m’a dejáo pasmáo… Me emociona particularmente
que todo el invento esté bajo el rótulo general de SALUD, lo que implica que
con esto te quedas como nuevo. Desde luego, viendo estas cosas entiende uno mejor
las cosas que se oyen en los concursos y tertulias de la tele. Menos mal, que a
partir de ahora, los comisarios de clase van a corregir estos desvaríos. Seguro
que con su ayuda, hasta los que cuentan los trajes en el caso valenciano, harán
mejor los cálculos, porque hasta en esto, tras varios años de instrucción, no
se aclaran con cuantos trajes hay que cobrarle cada uno de los implicados. ¡En
qué manos estamos!
Hasta mañana.
Pepeprado
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